Ha dicho el Profeta Apocalíptico que nos desgobierna que lo ilícito se torna lícito si se le borra la i inicial. Vid. Gustavo Petro: «Lo ilícito pasa a ser lícito si le tumbamos una i» | Revista Alternativa (revistalternativa.com)
Ha agregado, en respuesta al alcalde de Medellín, que la palabra castigo no es propia de mentes democráticas y progresistas, sino retrógradas (vid. https://www.elpais.com.co/colombia/en-una-mente-democratica-y-progresista-no-esta-la-palabra-castigo-presidente-petro-le-responde-a-federico-gutierrez-0158.html).
Su idea parece ser entonces que borrando de un plumazo el Código Penal e incluso el de Convivencia Ciudadana, así como todo el resto de la normatividad que autoriza el ejercicio de la potestad coactiva del Estado se consolida la democracia, se avanza en el progreso y se logra la paz.
No sabemos si unos congresistas amorcillados estarán dispuestos a secundar tan extravagantes opiniones que desafían todos los conceptos acuñados a lo largo de años por la Criminología.
Lo que sí resulta con claridad que brilla al ojo es el desorden mental y por ende conceptual de quien hoy en mala hora rige los destinos de nuestra patria.
Al fin y al cabo, se trata de un individuo que en el pasado militó en la delincuencia juvenil, haciendo parte de una tenebrosa organización criminal que aterrorizó a los colombianos dizque para mejorar sus condiciones de vida.
La tónica del desgobierno actual es de condescendencia con los infractores de la ley y desdén hacia quienes tienen la responsabilidad de asegurar el imperio de la misma.
La estrafalaria política de «paz total» que pregona a partir de diálogos y entendimientos con delincuentes de todo pelambre, a partir de la indecorosa oferta de pagarles un millón de pesos mensuales a jóvenes proclives al delito dizque para que no incurran en él, constituye, ni más ni menos, la claudicación de la autoridad legítima y el hundimiento del poder del Estado. La fuerza pública, así lo nieguen los altos mandos, están desmoralizadas y han perdido su capacidad de actuar ante los desmanes de los trasgresores. Colombia avanza a pasos raudos hacia la anarquía, que es el peor de los estados colectivos.
La anarquía significa el imperio del más fuerte y desalmado. No representa progreso alguno, como lo cree nuestro desatinado Profeta, sino el retorno a los estadios más primitivos de la vida social.
Mientras el país clama hoy en todas partes contra la inseguridad reinante, el Profeta presta oídos sordos ante el descomunal auge del narcotráfico. Si como muchos creen él mismo es un consumidor, motivo hay entonces para su tolerancia frente a un fenómeno que, como lo he dicho en otras ocasiones, entraña una profunda crisis de civilización. No en vano se lo considera como la matriz de todas las violencias que nos afligen.
Eduardo Mackenzie ha venido alertando sobre el plan del Profeta para controlar la oposición. Vid, Colombian News – El Gobierno Petro prepara plan para controlar a la oposición (wordpress.com).
Ello significa que al tiempo que les ofrece garantías a los delincuentes se dispone ahí sí a castigar a quienes no estamos de acuerdo con sus extravíos.
Reitero lo escrito en otras oportunidades: oremos para que Dios nos lleve de su mano.
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: enero 17 de 2024