Como estaba previsto, las elecciones regionales se convirtieron en un plebiscito sobre el desgobierno de Gustavo Petro, quien resultó castigado sin piedad en las urnas. La derrota de su partido, el Pacto Histórico, fue contundente, teniendo respiro en apenas unas cuantas regiones que están cooptadas por la delincuencia del narcotráfico, que ha tenido en Petro un verdadero defensor, como Chocó, Cauca, Nariño y el Magdalena.
Pero, sobre las elecciones, hay que señalar la tremenda derrota del petrismo en Bogotá, donde ni siquiera fue necesario acudir a la segunda vuelta gracias al triunfo categórico de Carlos Fernando Galán, con el 49% de la votación. Mientras tanto, Gustavo Bolívar, el jefe de la terrorista Primera Línea, designado por el mismísimo Petro para gobernar la capital, fue superado por Juan Daniel Oviedo en el segundo puesto, quedando relegado a la tercera casilla. Una derrota verdaderamente catastrófica.
En Medellín, Federico Gutiérrez le dio un golpe mortal al quinterismo, que no es otra cosa que el petrismo de Antioquia, adjudicándose la alcaldía con el 73% de los votos. Los candidatos de Quintero hicieron el ridículo, logrando Upegui el 10% de la votación y Corredor, tan solo el 2,8%. Pero la sorpresa vino por el lado de la gobernación del departamento, donde se impuso el uribista Andrés Julián Rendón, con el 37%, al candidato de Petro y las maquinarias politiqueras, el veterano dirigente Luis Pérez Gutiérrez, que llegó al 23%, y quien parecía realmente imbatible. Todo indica que el electorado le cobró su cercanía con Petro, una estrategia que prácticamente marca el final en la política de un hombre de 70 años que tiene por delante mucho por explicar y muchas investigaciones que afrontar.
Pero ahí no paran las cosas. Petro perdió en Atlántico, donde se impuso Eduardo Verano de la Rosa, y en su capital, Barranquilla, donde Alex Char también barrió con el 73%. Igualmente, perdió en el Valle, donde ganó Dilian Francisca Toro, una figura politiquera pero que Petro no podrá manipular a su antojo, y en su capital, Cali, ciudad que pasó de las manos del hijo de un comandante guerrillero a las de un industrial como Alejandro Eder, aunque en el pasado haya sido tan obsecuente con Juan Manuel Santos en su papel de entregarles el país a las Farc.
Petro también perdió en Santander, donde triunfó cómodamente el general Díaz Mateus, expulsado por Petro de las filas militares en las purgas que ha hecho durante su mandato. Y en Bucaramanga, su capital, en la que ganó Jaime Beltrán, quien se identifica con las políticas de Bukele, el presidente de El Salvador.
Y podríamos llenar muchas páginas sobre esta derrota del petrismo en las gobernaciones, en los municipios, en las asambleas departamentales, en los concejos municipales. Valga decir que en las ciudades capitales no ganó ningún candidato del Pacto Histórico. Semejantes resultados constituyen una prueba fehaciente de que el país no está de acuerdo con los cambios irracionales y desatinados que pretende Petro y que, por el contrario, estamos a esperas de que llegue el 2026 para que se vaya como corresponde o toque sacarlo como sea.
Lamentablemente, la jornada democrática no fue lo pacífica que se espera de estas fechas. Los lunares se iniciaron cuando el gobierno cometió el atrevimiento de pretender que la apertura de los comicios fuera presidida por las Farc en la ciudad de Popayán, lo que despertó un gran rechazo nacional que hizo cancelar el evento. Luego, el sábado, vino la toma criminal de las instalaciones de la Registraduría en Gamarra, Cesar, donde una turba incendió la sede por la inhabilitación de su candidato, provocando la muerte de una funcionaria. Y el domingo hubo asonadas en más de 20 municipios de todo el país por el resultado de las elecciones, incluyendo ataques a alcaldías, sedes de la registraduría y lugares de votación, cosas que ya habían pasado a la historia antes de que llegara el señor Petro al poder, con quién este país no ha hecho más que retroceder.
Por eso, hay algo que ha quedado muy claro: el gran perdedor de las elecciones de ayer se llama Gustavo Petro Urrego.
Publicado: octubre 31 de 2023