Numerosas investigaciones han demostrado que existe afinidad entre las mascotas y el ser humano provenientes de motivaciones sociales. Las mascotas responden a una necesidad de conexión que tiene el hombre y eso es simplemente compañía. Nos otorgan sentimientos de seguridad, ahuyentan la soledad y brindan apoyo social. Ayudan a disminuir el estrés y consolidan nuestro bienestar físico y emocional. Incrementan la oxitocina, reducen el cortisol y tranquilizan todos los indicadores. Igualmente hablarles y acariciar los animales reduce su frecuencia cardiaca y lo mantienen en muy buena frecuencia dentro del ambiente. Promueven la convivencia, disminuye la ansiedad y hacen que la confianza germine y se extienda. Es un gran facilitador de la comunicación, perdonan y no saben odiar.
Un término que existe en el medio ambiente se conoce como biofilia y es la forma innata que tenemos los humanos para interesarnos por los seres vivos. Es sentirnos bien cuando estamos en contacto con la naturaleza, su contemplación implica inmensidad y aviva nuestro yo profundo. Esto nos relaja, conecta con la libertad y permite el gozo de la autonomía. Es quizá la seducción de la vida y su alegría. Wilson, quien acuño el termino en 1989 lo describe como “la atracción e identificación con la naturaleza”. Una investigación entre niños de 1 a 3 años mostró que estos se inclinan mas hacia los objetos vivos que hacia los juguetes. Desde pequeños nuestra mente tiene tendencia y cuestionamiento hacia ese proceso natural.
Las mascotas y los perros especialmente mantienen unas relaciones estables con sus dueños. Se sabe que en los perros diestros el hemisferio cerebral izquierdo es el dominante, esto es, el que gestiona las emociones positivas, mientras que en los zurdos predomina el hemisferio derecho (el encargado de gestionar las emociones negativas y los estímulos del exterior). Así, podemos afirmar que los perros diestros son más obedientes, equilibrados y extrovertidos, y los zurdos, más asustadizos e inquietos, pudiendo llegar a ser agresivos. Sus dueños caminan más (22 minutos), consultan menos y tienen un índice menor de masa corporal. En los niños entra el concepto de responsabilidad:” cuidar, alimentar y jugar”. Es el apoyo emocional en el periodo de crecimiento.
El cerebro de los humanos como el de los perros procesan de forma separada la entonación y el significado. El lenguaje “se descompone”. Analizan el componente emocional en los más antiguo, regiones subcorticales, y el significado en la corteza. Este ha permitido incluso suponer que hace más de 100 millones de años tuvimos un antepasado común. Investigaciones pasadas demostraron que aves cantoras o delfines, utilizan la subcorteza para procesar las señales emocionales y aunque no hablen, la corteza para entender el significado.
La amistad entre hombres y perros tiene cerca de 30 mil años y el cerebro del perro se ha adaptado para entender la voz humana. La actividad en el núcleo caudado de los perros aumenta en respuesta a las señales de mano que indican alimentos o los olores humanos que indican el regreso del dueño. Todo integrado con el septo de emociones positivas. Los neurotransmisores son importantes y la oxitocina tiene un gran valor. Sabemos cómo sus niveles se aumentan en la relación de apego madre-hijo al igual que en la interacción con mascotas. Es interesante conocer que las alteraciones en el flujo sanguíneo y el oxígeno son similares ante un hijo o una a macota,
Estudios anteriores han demostrado que muchos animales, como aves cantoras o delfines, utilizan la subcortical para procesar las señales emocionales y la corteza para analizar señales aprendidas más complejas, aunque no puedan hablar. Las cebras, por ejemplo, pueden escuchar las emociones en las vocalizaciones de otras especies herbívoras para saber si hay depredadores cerca. Todas estas investigaciones han llevado a la escuela de teorías sobre el derecho animal: la utilitarista que el animal no debe sufrir, la presunción del derecho del bienestar animal no debe conllevar un sufrimiento innecesario y la teoría de los animales no humanos que tienen derechos morales. Declaración de Toulon: los animales deben considerar como personas físicas no humanos
Diptongo:
Los estímulos espontáneos condicionan relaciones afectivas y el cerebro aprende tratar a las mascotas como un hijo. Hacen parte de la arquitectura emocional.
Publicado: octubre 20 de 2023