Mucha zanahoria y poco garrote

Mucha zanahoria y poco garrote

Para ser francos no creo que exista un país que haya tratado más veces en lograr su pacificación hablando. Ningún gobierno ha dejado de hacerlo. Desafortunadamente en ningún caso estos procesos han terminado como debería ser.

Hace 25 años, un tres de julio, salió una noticia en el periódico de más alta circulación nacional que decía que el ELN iba a dejar de secuestrar y dejar de cobrar impuestos a la sociedad civil, lo dijo desde Mainz, Alemania donde 42 representantes de la sociedad civil se reunieron con representantes de ese grupo. Como ya sabemos en esa ocasión, tampoco se acabó el secuestro ni dejaron de delinquir.

Durante el gobierno de Juan Manuel Santos se hizo el acuerdo de paz más grande de la historia con las Farc y en el cual el gobierno entregó más para lograrlo. De hecho, hoy en día hay más de 10 narcoterroristas de esa guerrilla sentados como congresistas sin haber puesto un voto para ello. Y hoy en día las mal llamadas disidencias de las Farc, que son las mismas Farc, siguen por todo el país delinquiendo, sembrando coca y, vale la pena decirlo, buscando otro proceso de paz para recibir más dádivas del gobierno de turno. Los compromisos pactados durante este proceso no eran cumplibles ni por la guerrilla ni por el gobierno. Se llenaron la boca de promesas donde lo único que quedó como cierto fue un premio Nobel de Paz al presidente bastante cuestionable.

En esta oportunidad que estamos en el gobierno del cambio, en el gobierno de la paz total y en el gobierno donde el jefe de Estado, Petro, un exguerrillero, pareciera que las conversaciones serán más fáciles, al fin y al cabo, los negociadores del gobierno han sido o han tenido bastante cercanía con estos bandidos por mucho tiempo. Mejor dicho, es casi un yo con yo.

Para Petro el proceso más importante es lo que logre con el ELN ya que tiene un ingrediente fundamental: la posibilidad de llegar a una constituyente, tema que siempre ha sido una exigencia de este grupo guerrillero para llegar a algún acuerdo. El problema hasta hoy ha radicado en que este grupo no tiene un mando unificado. Pareciera que vende franquicias por el país para delinquir; nunca se sabe si con quién se está hablando tiene mando.

Adicionalmente, el mismo día que sale un decreto presidencial hablando de una tregua bilateral, este mismo grupo secuestra policías, mata personas y hace ataques a la sociedad civil. No se sabe si es que las comunicaciones estaban mal o que definitivamente vamos para otro proceso de paz escandalosamente benigno para los bandidos y costoso para los colombianos.

Hasta ahora lo que ha pasado durante el gobierno Petro es que la seguridad y tranquilidad que veníamos teniendo durante los últimos años se ha desvanecido. Los ataques a la población civil y a la fuerza pública son una constante. Personalmente me siento como si estuviéramos en la época del Caguán, donde salir por carretera e ir al campo se puede convertir en una pesadilla. Hemos retrocedido años. La inseguridad es el principal enemigo de la inversión y el desarrollo económico.

Las opiniones de esta columna no pretenden ser de un erudito en temas de paz ni mucho menos. Son simplemente de un ciudadano del común que ve cómo los gobiernos hacen muchísimos esfuerzos para lograr acuerdos con unos bandidos que quieren todo menos cumplirlos y hacerlos.

@SANTAMARIAURIBE

Publicado: julio 10 de 2023