Los avances en los temas de salud no se han dado con la velocidad que un asunto tan urgente exige.
El sistema de salud en Colombia es un constante viacrucis. Y si bien es cierto que la cobertura de los servicios se ha incrementado de manera sostenida durante las últimas dos décadas, esto no es suficiente. La razón: no hay soluciones de fondo en temas de calidad. En efecto, las cifras no se compadecen con el sufrimiento diario, reiterado y profundo, de las personas que tienen enfermedades graves ni de sus familiares.
Hoy en día esas deficiencias en la prestación de los servicios de salud se sortean por vía de tutela. Esta solución, que es una bendición en medio de la tragedia, también se ha convertido –irónicamente- en un problema. Esto se debe a que el sistema judicial de nuestra nación se ve abrumado por la cantidad de las mismas, que reclaman por las deficiencias en el servicio o la negación de este.
Pero, acudir a este mecanismo, supuestamente excepcional, no es la solución a los problemas con las EPS. Muchas veces las entidades prestadoras de salud se niegan a cumplir las órdenes de los jueces y esperan a que los usuarios frustrados presenten contra ellos su última esperanza: el desacato. Esto puede llevar a los representantes legales de las EPS a la cárcel, por incumplir las órdenes del juez de tutela. Dicha sanción, que parece ser severa, garantiza que el incumplimiento no se prolongue por más tiempo.
Pero tampoco se detiene allí el viacrucis. No. Algunos representantes legales de las EPS tienden a cumplir las órdenes de la sentencia de tutela desfavorable cuando se enteran que la policía va por ellos. Después vuelven a incumplir, a la primera oportunidad, con el siguiente servicio o con el siguiente medicamento. Y entonces, ¡otra tutela! Ojalá, ahora, una que ampare el derecho a la salud integral, con la que el enfermo piensa que no tendrá que interponer otra más, y luego otro desacato.
Mientras tanto: filas, días sin medicamentos y sin servicios; y familiares que afrontan problemas laborales por tener que quedarse a cuidar a sus seres queridos. Y el ciclo se repite incesantemente. La vida de miles de personas gira en torno a esta lucha perpetua.
Nuestro sistema debe brindarles opciones o debe cambiar. Este drama no se compadece con los enfermos, sus familias y sus necesidades. Todo lo contrario. Se burla y abusa de la fragilidad de los pacientes, sin ninguna muestra de sensibilidad. Esto es inhumano y absurdo.
¿Y el Ministro de Salud? El ministro Alejandro Gaviria ha hecho una labor valiente. Es justo decir que no he compartido siempre sus posiciones ni su proceder. Sin embargo, debo reconocer que la gestión de su cartera no es fácil de apreciar y es difícilmente agradecida.
Lo cierto es que los avances en temas de salud, que se han logrado, no se han dado con la velocidad que un asunto tan urgente exige. Es por eso que yo me pongo a disposición del Ministro, para que trabajemos por mejorar la atención de los ciudadanos, que dependen de las entidades prestadoras de salud.
Tenemos que buscar soluciones estructurales. Tenemos que mostrar resultados. Tenemos que curar esa salud que está enferma. Es una cuestión de dignidad y respeto por los colombianos.
@Tatacabello