Desde el sábado pasado Piedad Córdoba estaba en Honduras visitando a diferentes autoridades de ese país. Ella es una de las más cercanas amigas de la actual presidenta, la chavista Xiomara Castro, esposa de Manuel ‘Mel’ Zelaya, uno de los alfiles más leales del ‘socialismo del siglo XXI’.
Xiomara Castro se posesionó el 27 de enero de este año y Piedad Córdoba fue una de las invitadas de honor en ese evento.
Luego de la captura de Córdoba en el recientemente inaugurado aeropuerto de Palmerola, su primera reacción consistió en decir que ella estaba en Honduras por razones laborales y no atendiendo reuniones políticas tal y como fue confirmado por el principal diario de ese país centroamericano, ‘El Heraldo’, medio que, citando fuentes oficiales, ratificó que la dirigente petrista estuvo en reuniones “con autoridades del gobierno”.
Las explicaciones que hasta ahora ha dado, la hunden más. Alega que los U$68 mil dólares que tenía en su poder corresponden al pago de unos honorarios por concepto de asesorías brindadas a un sujeto llamado Mauricio Sánchez, colombiano residente en Honduras.
La senadora electa tendrá que aclarar puntualmente muchos interrogantes. Quién es el señor Sánchez, en qué consiste esa supuesta asesoría que le brinda, mostrar el respectivo contrato celebrado con él, demostrar que declara los ingresos percibidos por ese servicio ante la DIAN y lo más importante en este momento: Porqué el pago de los honorarios se hace en efectivo y no a través de transacciones bancarias convencionales.
Piedad Córdoba se burla de la inteligencia de la opinión pública con esas primeras explicaciones. Es perfectamente inverosímil que un empresario pague honorarios de casi U$70 mil dólares en efectivo, en billetes de baja denominación. En la imagen de la incautación se ven billetes de U$20 y hasta de U$1 dólar.
Llama la atención la debilidad que tiene el petrismo por el dinero en efectivo. Las bolsas de Petro, la maleta de Roy Barreras y ahora la caleta de Piedad Córdoba.
A la senadora electa por el denominado ‘Pacto Histórico’ no le sucederá absolutamente nada. Según la legislación de Honduras, ella tendrá hasta 30 días para explicar el origen de los fondos que le fueron incautados. En esa nación, el Estado de Derecho no existe. Su cercanía con la presidenta Castro será suficiente para que de un carpetazo se cierre la indagación emprendida y ella pueda disfrutar del dinero.
En sus descargos, Córdoba dice que ella quería pagar los impuestos antes de partir hacia Panamá. Esa historia no la cree nadie, pues al ingresar a Panamá -país al que se dirigía- también estaba obligada a hacer la respectiva declaración, pues las leyes del istmo exigen que se adelante dicho procedimiento cuando se trata de sumas superiores a los U$10 mil dólares. ¿La “honradísima” Piedad Córdoba iba a pagar dos impuestos -uno a Honduras y otro a Panamá por esos U$68 mil dólares?
CRONOLOGÍA DE DELITOS
Piedad Córdoba es sinónimo de escándalo, corrupción, crímenes y procederes oscuros. Es difícil encontrar una semana sin una noticia relacionada con un delito en la que no se cuele su nombre, o el de algún miembro de su núcleo familiar.
Su reaparición en la política coincidió con la captura del testaferro de la dictadura venezolana, Alex Saab. Existen abundantes evidencias que confirman la alianza criminal entre el criminal extraditado a los Estados Unidos y la Córdoba.
Viajes a París sufragados por el testaferro en los que la dirigente petrista se iba de compras a las mejores tiendas de la capital francesa, todo por cuenta de Saab. A eso se suma la sociedad que montaron con el fin de cobrar multimillonarias comisiones para agilizar pagos retenidos por la dictadura a diferentes empresarios colombianos. Córdoba, que involucró a sus hijos en la operación de lavado de dinero, abrió empresas offshore en Panamá con el fin de esconder recursos.
Piedad Córdoba se ha defendido con la risible versión de que ella escasamente conoce a Saab.
En febrero de este año, su hermano Álvaro fue capturado como consecuencia de una solicitud de extradición emanada de la corte del distrito sur de Nueva York para que responda por el delito de tráfico de drogas.
Álvaro Córdoba, según la imputación –indictment– hace parte de la red de narcotráfico que lideraba el recientemente abatido jefe terrorista de las Farc, alias ‘Gentil Duarte’ y que se dedicaba a inundar con cocaína a los Estados Unidos usando rutas venezolanas.
Piedad Córdoba reaccionó a la captura de su hermano alegando que se trató de un entrampamiento en el que participaron el departamento de Justicia de los Estados Unidos, un juez de Nueva York, la DEA, la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá, la Fiscalía General de Colombia y, cómo no, los presidentes Duque y Uribe (¡!).
En abril pasado, se conocieron las reuniones de Córdoba con los internos del pabellón de extraditables de la cárcel La Picota. En dichos encuentros, la senadora electa ofreció impunidad y garantía de no extradición a cambio de que los capos del narcotráfico apoyaran la campaña presidencial de Gustavo Petro.
El asunto fue en extremo delicado, al punto de que Petro, muy a su pesar, se vio forzado a marginar a esa mujer de su campaña. Escribió en su cuenta de Twitter: “Solicito a Piedad Córdoba suspender todas sus actividades dentro de la campaña, hasta que pueda resolver, ojalá favorablemente, las sindicaciones jurídicas que se le hacen”.
La Córdoba acusó recibo del guantazo, no sin antes defenderse diciendo que lo de sus acuerdos clandestinos con la mafia eran un montaje de los medios de comunicación al servicio de la extrema derecha.
Ni ella ni sus hermanos han escarmentado. Continúan delinquiendo impunemente. A finales del mes pasado, Martha Lia Córdoba, hermana de la congresista electa, fue capturada en la puerta de la cárcel La Picota luego de que se descubriera que pretendía ingresar al centro penitenciario con un fajo de billetes escondido entre sus genitales.
Y ahora vino lo de Honduras, pero que nadie se llame a engaños: Este no será el último delito que cometa esa peligrosa mujer. Mientras siga libre, continuará delinquiendo.
Publicado: mayo 26 de 2022
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