Los colombianos llevamos más de cuarenta días viendo como unos vándalos pagados por fuerzas oscuras y apoyados por una izquierda radical quieren por medio de la violencia, la presión de los bloqueos y una penosa cooperación internacional de algunas entidades manipuladas acabar nuestra democracia, si no despertamos vamos a perder, tenemos que pasar de la defensa al ataque.
Como ellos están acostumbrados debemos atacar desde diferentes medios, diferentes formas de lucha le dicen, algunas de las cuales ya se están trabajando, nada más el nombramiento de la vicepresidenta Marta Lucía Ramirez como Canciller y su gira relámpago por los Estados Unidos está dando frutos, es inentendible la poca o nula gestión de la cancillería en los meses anteriores cuando el ejercicio diplomático lo hacía la oposición.
El gobierno de Iván Duque debe ya saber que en las grandes ciudades no tiene aliados, sus alcaldes han demostrado con creces que están más del lado de los violentos que de la institucionalidad, tiene que tomar medidas fuertes, no dejar que el sueño de Juan Manuel Santos se convierta en realidad, llevar la guerra de las guerrillas a las ciudades. Es el colmo que alcaldes como Claudia López en Bogotá no piense que las normas deben ser para todos y que deje que la minga indígena entre a la ciudad sin que sus vehículos cumplan con las mínimas condiciones requeridas para hacerlo en términos de sobrecupo, de tener papeles al día y estudios de contaminación y gases. No vale la pena ahondar en la gestión de Jorge Iván Ospina en Cali donde ya claramente está demostrado que cambió de bando, solo le falta hacer personalmente los bloqueos.
La economía en estos días de paro ha sufrido muchísimo, bloquear las vías y no dejar que las mercancías y el comercio funcione no es protesta, es un acto de terrorismo que debe ser reprimido con la fuerza necesaria para impedirlo, lo que ocurre específicamente en Buenaventura es inadmisible desde todo punto de vista, necesitamos que la ley impere. Es indispensable que el gobierno llegue a la población con zanahoria y garrote, por un lado, mostrando autoridad, y por el otro, creando y generando cambios legislativos que dejen sin argumentos a los violentos para actuar, si el Congreso no está dispuesto a hacer esos cambios, nuestra constitución tiene mecanismos para lograrlos.
La sociedad civil también debe actuar, debe apoyar la institucionalidad, las marchas del silencio demostraron que no queremos quedarnos callados y esperando a perderlo todo, pero como vengo diciendo, debemos hacer más, debemos generar condiciones de inclusión y posibilidades de empleo a una parte de la sociedad que no las tiene, si lo hacemos conjuntamente no habrá argumentos para la violencia.
Por último, debemos aprovechar las experiencias de nuestros vecinos, claramente terminar haciendo lo que hizo Chile de ceder ante los violentos entregándoles una Asamblea Constituyente a su medida no es lo correcto, como tampoco lo es terminar como Perú en unas elecciones presidenciales donde el candidato del establecimiento tenga tantos peros que hace que un profesor comunista de la vieja guardia y poco preparado pueda verse como solución a los problemas, en el momento en que estamos necesitamos una opción sin tacha y con la experiencia necesaria para llevar al país a puerto seguro. Contra Argentina nuestra selección demostró que tenemos garra, que podemos remontar un marcador adverso, sigamos el ejemplo de nuestros futbolistas.
Esperemos que la intransigencia de los violentos y marchantes no nos lleve a una emergencia hospitalaria mayor a la actual, además de caraduras, irresponsables.
Publicado: junio 14 de 2021
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