Me encontré con un viejo amigo, que pregonaba en su red social, que votaría en las presidenciales por Petro. Entonces le pregunte; amigo dígame la verdad, usted está sin trabajo, está pasando dificultades. Y me respondió sí, porque lo sabes, y le respondí porque vas a votar por Petro.
Todo aquel que tiene frustraciones, que esta desilusionado, que siente que lo ha perdido todo, votará por Petro. Y les confieso, están en lo cierto, y hasta legítimo es tener ese sentimiento, porque el agobio en que los partidos políticos tradicionales tienen a los colombianos casi lo ameritan.
Y le dan algo de expectativa, porque el discurso de Petro promete dar todo lo que no ha tenido o no ha podido conseguir por sus propios esfuerzos, o que el Estado no se lo ha facilitado debidamente. Y por supuesto guarda la esperanza de que el candidato populista se lo dé.
Pero no, Petro no va a dar nada, así guarden un hálito de esperanza, así tengas ese pálpito, no son más que paraísos artificiales. Por la sencilla razón que ese discurso, de quitarles a los ricos, de estatizar las empresas más grandes del país, para dárselas a los pobres, no es real, no funciona, porque el dinero y los bienes de esos ricos no llegan a la suma de 30.000 millones de dólares, y esa plata no alcanzaría sino para tres meses de gastos.
Y sí, en cambio acabaría con los millones empleos que generan, los cientos de instituciones que apoyan y los miles de estudiantes que sostienen. Nada más la industria azucarera, la que Petro planea comprar a “precio justo” (imitando la política de Chávez) apoya a 16.000 estudiantes en 34 instituciones y genera más de 200.000 empleos y promueve una cadena de valores muy productiva que produce riqueza y beneficios agregados, además de revelar que es una cooperativa con más de 500 copropietarios campesinos.
Petro promete acabar con la producción de energía a través de los derivados del petróleo, y propone el uso de energías producidas por el sol, y que serán gratis para todos. Nada más descabellado. La producción de energía solar es aún muy costosa y pasarán muchos años para llegar con eficiencia y bajo costo a ella. Han pasado, casi 50 años de estudios y todavía en los países europeos no es la tecnología más usada. Sin embargo, Petro se las ofrece para mañana a los colombianos ingenuos, y no es más que otra promesa populista, por la sencilla razón que los costos hacen todavía imposible esta tecnología.
Un análisis hecho por BP Energy Survey revela que menos del 0.2% del consumo energético del mundo es suplido con energía solar y, a pesar de la caída en precios de los paneles y la amenaza constante que la tecnología de las baterías recargables reduzca su costo de forma notable, es posible que pasen todavía décadas antes de que ese porcentaje aumente, siendo todavía muy costosa. Así que Petro, ¡deje de hablar paja!
Publicado: mayo 6 de 2021
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