Durante el año 2020, 3.6 millones de colombianos cayeron en condición socio-económica de pobreza. El estudio multidimensional, publicado por el Departamento Nacional de Estadística DANE, mostró que el 42.7% de la población del país se encuentra en la pobreza. Es decir, 21 millones de colombianos, lo que representa un repunte de 6,8 puntos porcentuales frente a la anterior medición. De igual forma el número de personas en pobreza extrema subió de 16.2% a 19.3%. La escalofriante cifra nos muestra que 7.4 millones de compatriotas, no logran ingresos mensuales superiores a los $ 580.016 pesos, cifra que los tecnócratas del DANE, han definido como el mínimo vital para que 4 personas de un mismo grupo familiar subsista.
La capital no escapa de esta dramática situación. El 27.2% de los bogotanos se encuentran en condición de pobreza (un aumento de 0,8%) y el 4.2% de la población de la ciudad está en la pobreza extrema. 2.4 millones de bogotanos, viven en la zozobra diaria de no tener con qué suplir sus necesidades básicas. El hambre es el común denominador en cientos de miles de hogares de nuestra ciudad.
En medio de semejante crisis humanitaria, una de las más duras de la historia reciente, haciendo oídos sordos a las múltiples observaciones que se presentaron desde diferentes orillas, a las peticiones de los partidos de gobierno, a las súplicas del jefe natural del Centro Democrático, el gobierno del presidente Iván Duque, ha insistido en presentar una de las reformas tributarias más regresivas de las que país, tenga memoria. Bautizada por el Ministro Carrasquilla, con el eufemismo de Ley de “solidaridad sostenible”, ataca directamente a la clases medias y bajas del país. La reforma pretende, entre otras tantas medidas, aumentar el recaudo ampliando la base gravable de contribuyentes de renta e imponiendo el IVA a los servicios públicos en los hogares de estratos 4,5 y 6, así como a varios productos de consumo básico. El Gobierno espera recaudar con esta reforma, $23,4 billones de pesos, equivalentes al 2 % del PIB en 2022. La mayor parte de este dinero provendrá del incremento en la base de declaración de renta ($17 billones) y del aumento de tarifa del IVA ($7,3 billones).
En el caso particular de Bogotá, la imposición del impuesto agregado a las ventas del 19% a los servicios públicos en los estratos 4, 5 y 6, representan un ataque directo al bolsillo de la clase media. Serán cerca de 1.3 millones de bogotanos, más de 400 mil hogares los que sentirán el impacto directo de la medida. En tiempos de pandemia, de largas y angustiosas cuarentenas y encierros, cuando la virtualidad ha obligado a que todos los miembros de la familia estén conectados permanentemente a la red (desde los niños de los colegios, los jóvenes universitarios, hasta los adultos en el llamado teletrabajo), es una decisión casi canalla, gravar el servicio de internet con un IVA del 19%.
Así mismo, imponer un 19% de valor agregado a productos básicos, castigan a los sectores menos favorecidos de la ciudad. 4.1. millones de bogotanos, de estratos 1 y 2, sentirán con fuerza el golpe del aumento de los precios. La consecuencia directa, será una disminución en el consumo, un aumento en la pobreza y la miseria en la ciudad (de por sí ya bastante castigada con la tasa de desempleo más alta de los últimos años), y por supuesto, el caldo de cultivo ideal para el populismo, la insatisfacción generalizada de la ciudadanía. Así mismo el aumento del IVA a la gasolina y por ende a los costos de operación del sistema, afectará con aumentos en las tarifas a millones de usuarios del sistema público de transporte y ni hablar a los millones de bogotanos que utilizan la motocicleta y el vehículo particular para desplazarse. En resumen, todos perdemos.
Bogotá es la ciudad que más aporta al PIB nacional. En el año 2019, la capital del país aportó el 25,5% del PIB de Colombia, superior al aporte de Antioquia (14,5 %), Valle (9,7 %) y Santander (6,5 %). Su población ha sufrido, tal vez como ninguna otra en las grandes ciudades del país, los embates de la pandemia y el rigor de la crisis económica que ha dejado en la calle, sin empleo a miles de personas, quebrados a cientos de negocios y empresas y desafortunadamente, por su misma condición de motor que impulsa la economía del país, será una de las más afectadas por la reforma tributaria, que torpemente, el Gobierno Duque insiste en promover. En medio del desgobierno y la improvisación para atender la peor crisis económica y social de los últimos 50 años, Bogotá se está incendiando y el presidente Duque, la quiere apagar, con gasolina.
Publicado: mayo 2 de 2021
3.5