Evocando los valores de conciencia social de un hombre honorable que hoy estaría cumpliendo 87 años de nacido, les comparto algunas consideraciones que estoy seguro concuerdan con lo que siempre fue su manera directa y sincera de expresar, “Que en el fondo y aparte de toda otra consideración, solo si el balance social del país era bueno, el balance de las empresas sería bueno”.
1. El galeno responsable sabe bien que “cuando hay gangrena o se amputa el miembro afectado o se muere el paciente”. Independientemente de lo que valga un huevo, lo que está haciendo el doctor Iván Duque como presidente, es lo responsable. Es lo que corresponde al momento que vive, no el país, sino la economía global. Estamos aún entrampados en una depresión mundial que demanda ante todo responsabilidad en el manejo juicioso del inevitable ciclo inverso que genera empobrecimiento.
2. Es natural que la reacción incluya todo tipo de críticas del individualismo, del inmediatismo, del oportunismo y de las reacciones pasionales de ambas extremas. Claro, presentar una reforma al final de un gobierno es incómodo, y tiene un enorme costo político. Y claro, Duque propuso recuperar la economía y mejorar el perfil de la deuda para poder empezar a reducir una herencia excesiva de exenciones y de tasa contributiva, pero nadie podía prevenir la catástrofe acontecida.
3. En un mundo donde cada vez la competencia por los recursos internacionales para los procesos de reactivación económica va a ser feroz, lo responsable es, plantear hoy soluciones sostenibles para poder refinanciarnos en el futuro. No se puede negar que tenemos una gran deuda social acumulada por décadas que incrementó la pandemia. Menos se puede desconocer, qué el irresponsable incremento de la deuda externa y los compromisos estatales del gobierno anterior atados a vuelo de pájaro a la constitución, y la inflexibilidad fiscal sobre 77% del presupuesto, que llevaron a la hacienda pública a niveles de deuda considerados peligrosos o de alto riesgo.
4. La compleja pero responsable decisión de Duque, le da a la Nación la posibilidad de pasar el ciclo inverso, vacunado contra un incremento exponencial del empobrecimiento social, que es lo que no quieren que ocurra las fuerzas de la izquierda y de la ilegalidad. Colombia siempre ha honrado sus compromisos y debe seguir haciéndolo por encima de las consideraciones sectoriales. Ello demanda decisiones difíciles de tomar, y que sin duda no benefician al gobierno saliente.
5. No presentar la reforma ahora, es servirle el postre en bandeja de plata a la izquierda en 2022.
Miremos: Hoy se oponen a la reforma, aquellos que nunca van a anteponer la solidaridad social a sus intereses personales. Hoy se oponen a la reforma, la izquierda extrema, claro, porque Duque se les anticipó y con la reforma no les permite a los demagogos que predican la dialéctica populista adueñarse del discurso social, lo cual cubre Duque con una propuesta que sí beneficia a los más desvalidos y necesitados. Hoy se oponen a la reforma, los políticos de todo plumaje, para poder hacerse notar y luego, al escondido, ir cada uno a negociar su voto con el gobierno.
6. Es el momento en que quienes tanto hemos recibido pensemos solidariamente en los indefensos. No olvidemos que aquí los principios de los congresistas son como los “zapatos de Manacho”, de cartón. Todos sabemos que, una cosa es el texto de reforma que presenta un gobierno al congreso y, otra muy diferente es el que sale aprobado al pasar por la zaranda parlamentaria. El caso es, que mientras unos negocian su voto individualmente, otros arman todo un gran show, pues no pueden vivir sin figurar en medios y sin sentir que por ser “ex-algo” tienen derecho adquirido a mandar a perpetuidad sobre un bloque parlamentario, no soportan quedarse sin ser ellos, los que negocien y luego redistribuyan.
7. Finalmente, dan grima los gremios del sector productivo presididos por exfuncionarios públicos que nunca han pagado una nómina, doblados a los intereses particulares de los que allí los sostienen para que le lustren los zapatos a los congresistas, ignorando la importancia de que sea el empresariado unido y solidario, quien mantenga la democracia, y no que el populismo sea el que imponga el modelo y reglas de juego a partir de agosto del 2022.
Luis Guillermo Echeverri
Publicado: abril 21 de 2021
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