Los humanos somos animales de costumbres, a medida que pasa el tiempo y que determinadas situaciones y acontecimientos se vuelven recurrentes tendemos a convivir con ellos y a pararles menos atención, esto nos está pasando en Bogotá, la ciudad se derrumba a pedazos y somos cada vez más indiferentes.
Viendo la situación caótica de la ciudad empezamos con un grupo de personas a trabajar la revocatoria del mandato de la alcaldesa Claudia López a sabiendas que el camino era difícil y tortuoso, este mecanismo de participación ciudadana está estructurado para que no funcione, está alineado al voto programático y al programa de gobierno que no lo conocen ni el uno por ciento de los votantes, para que la revocatoria tenga probabilidades de salir adelante debe lograrse completamente durante el segundo año, tanto la consecución de firmas, como la revisión de estas y la votación ya que el tercer año tenemos elecciones parlamentarias y presidenciales el primer semestre y en el segundo quedan menos de diez y ocho meses para que se acabe el mandato y ya no se pueden revocar mandatarios.
Inexplicablemente entre la Registraduría Nacional del Estado Civil y el Ministerio de Salud congelaron el proceso de entrega de las planillas de firmas durante más de dos meses, esto hace imposible lograr el propósito en los tiempos requeridos, son demasiadas las firmas las que se debían conseguir, falta saber si la demora era adrede para matar el proceso porque al final pisotearon la constitución y el libre derecho de los ciudadanos a revocar a un mal gobernante.
Independientemente que nos hayan trancado el proceso revocatorio no podemos cerrar los ojos y quedarnos callados ante la grave situación de la ciudad, existe un claro deterioro en muchos aspectos que debemos combatir y no olvidar, más bien debemos recalcarlos diariamente para que la ciudadanía tenga claridad de lo que está pasando.
La ciudad está cochina, no solo por el manejo de las basuras y el reciclaje que se deja días en las calles dando un muy mal aspecto, si no que por cuenta de la autorización de la alcaldía a gran cantidad de marchas y protestas que han convertido las paredes y puertas de establecimientos de comercio en feos tableros.
La movilidad es cada día peor, aunque hay menos carros en las calles el tráfico no mejora, seguimos siendo la ciudad con más tráfico del mundo, ahora a las pocas vías se le suma la adecuación chambona de ciclorrutas en parte de las vías sin planeación y estudios.
La inseguridad galopante por cuenta de dos factores, el primero la desmotivación de la fuerza pública por el maltrato al que han sido expuestos, y segundo al funesto manejo de la pandemia que con cuarentenas y cierres tienen sumida a la ciudad en un campo de desempleados y de hambre, ahora estamos entrando al tercer pico de contagios donde seguramente volverá con los mismos métodos y arrasará con otro gran pedazo de la actividad productiva.
Por último, el gran golpe que le han dado a nuestra juventud, la necedad de no abrir los colegios por estar alineada con Fecode ha generado una irreparable desmejora en la educación pública frente a la privada, esto genera más desigualdad día a día restándole competitividad a los menos favorecidos.
Invito a los bogotanos a no desfallecer, a no acostumbrarnos, seamos críticos y veedores de nuestra ciudad, no dejemos que la acaben.
Publicado: abril 19 de 2021
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