A finales de la semana pasada, la revista Semana publicó en exclusiva la declaración que la exfiscal Hilda Janeth Niño Farfán rindió en el marco de la investigación que la fiscalía adelanta en contra del expresidente Uribe Vélez, proceso cuya preclusión será decidida en los próximos días.
En punto de la diligencia, en la que Niño Farfán narró con lujo de detalles las persecuciones de tipo político que se planificaban y ponían en marcha desde la fiscalía, se hizo mención a un asunto de extrema gravedad.
Según la doctora Niño, cuyo testimonio goza de absoluta credibilidad, cuando ella trabajaba en la unidad de justicia y paz, recibió una orden desde el despacho de la cuestionada exfiscal general Viviane Morales para que buscara un falso testimonio contra el excomisionado de paz del presidente Uribe, el doctor Luis Carlos Restrepo.
Como es de amplio conocimiento, el doctor Restrepo ha sido víctima de una persecución atroz, la cual fue orquestada por la señora Morales cuando ella se desempeñó como fiscal general, convirtiendo a esa entidad en un antro de corrupción.
Morales Hoyos que fue sacada de la fiscalía a las patadas por parte del Consejo de Estado ha sido, sin duda ninguna, una de las operadoras judiciales más corruptas de la historia nacional.
No en vano, en los pasillos de la rama judicial se dice sin dubitación que durante la administración de Morales la justicia no fue ciega, sino tuerta.
En el testimonio de Hilda Janeth Niño se oyen cosas espeluznantes. Dice ella que en un momento dado, le exigieron viajar a la ciudad de Washington con el fin de que se desplazara al centro penitenciario donde estaba recluido el exparamilitar Miguel Ángel Mejía, alias El Mellizo para efectos de lograr que él mintiera contra el doctor Luis Carlos Restrepo.
El objetivo era tramposo y canalla. Restrepo Ramírez fue quien puso en conocimiento del país los vínculos ilegales de la señora Morales y de su esposo con el paramilitarismo. Ella, en vez de aclarar ese señalamiento, planificó una operación criminal para encarcelar al excomisionado de paz.
No está de más que el señor presidente Iván Duque revise con calma y ponderación las gravísimas declaraciones de Hilda Janeth Niño para efectos de tomar una decisión respecto de Viviane Morales, quien hoy es la embajadora en Francia.
Es una verdadera vergüenza para el país que la representante ante el Estado francés sea una delincuente de la talla de Morales. Una mujer corrupta que sirvió en la sombra como asesora jurídica del paramilitarismo y que entronizó en la fiscalía a un aparato criminal para perseguir a todo aquel que se atreviera a poner en conocimiento del país sus andanzas al margen de la ley.
No es coherente que, en el gobierno uribista, sinceramente comprometido con la legalidad, haya una embajadora con el prontuario de Viviane Morales. Su lugar no es una sede diplomática, sino un centro de reclusión de los tantos que tiene a su disposición el INPEC.
Publicado: marzo 23 de 2021
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