No se construye País haciendo zancadillas y mucho menos añorando que tropiece el Plan Nacional de Vacunación. En eso tiene más que razón el Presidente Duque. En momentos donde requerimos unidad, no debería haber espacio para la cizaña que espera ansiosa alguna noticia negativa para enardecer las masas. La labor del Gobierno ha sido seria, responsable y merece un reconocimiento.
Desde un inicio se dijo que en febrero iniciaría la vacunación. Mientras llegaba esta semana, no faltaron las acusaciones. Que no había las vacunas, que el equipo de negociación no hablaba inglés, que Colombia estaba rezagada frente a la región, que la inmunización real no se lograría sino hasta el 2022 o 2023, que los contratos con las farmacéuticas no deberían ser reservados, que el Gobierno le iba a hacer conejo al País, que solo dependíamos de lo que regalara el mecanismo Covax. Qué no se dijo…
Lo cierto, es que por el bien de todos la meta se cumplió, inclusive con un par de días de anticipación. Los lotes empezaron a arribar y de acuerdo al cronograma cerca de 1 millón de personas deberán ser inmunizadas por mes. Una gran labor logística que requiere la coordinación del Ministerio, las EPS y las entidades territoriales.
Sin embargo, hay un aspecto adicional que cada vez cobra más relevancia: la confianza en el proceso de vacunación, más aún cuando la desinformación propia de las redes sociales y sus infinitas cadenas sin fundamento están generando un pánico colectivo en las personas mayores que ahora se rehúsan a inmunizarse.
Algo que pareciera tan irrelevante, dentro de un proceso tan complejo, puede llegar a ser determinante para proteger la vida de la población con mayor vulnerabilidad al virus y, de paso, lograr la reapertura total de la economía.
Por eso, es más que deseable que el Presidente Duque se vacune, públicamente, cuánto antes, así técnicamente no haga parte de la primera fase. Esto enviaría un mensaje de confianza a los colombianos que permitiría desvirtuar las múltiples teorías conspirativas que pretenden atemorizar a la población y sabotear el proceso de inmunización. De hecho, por la misma razón en Estados Unidos el ex Vicepresidente Mike Pence fue de los primeros en recibir las dosis.
Puede que la confianza en el proceso sea el último eslabón de la cadena, pero al mismo tiempo es igual de relevante que la negociación con las farmacéuticas o la apropiación de los $1.5 billones que el Gobierno ha destinado para adquirir las dosis. De nada sirve lo hecho hasta ahora si esto falla.
Además, si somos realistas, solamente la vacuna nos va a sacar de esta crisis. Los protocolos de bioseguridad sirven hasta cierto punto, pero ni siquiera los toques de queda lograron evitar las aglomeraciones familiares de diciembre que causaron el segundo pico en enero. Y sí, es más que necesario que puedan volver las aglomeraciones sin riesgos para la reactivación de los bares, los espectáculos y, en general, todo el sector del entretenimiento.
Por el bien del País, la salud de nuestros adultos mayores y la reactivación económica, ¡yo sí me vacuno!
Por si acaso, ¿está Bogotá preparada para que se levante el pico y cédula desde ya? Creo que quitando dicha restricción tan temprano y de una, terminaríamos adelantando un tercer pico antes de semana santa. En especial, porque aún no hay un alto porcentaje de vacunados.
Publicado: febrero 19 de 2021
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