Recordada santa de Calcuta, me dirijo a ti desde mi sencilla condición de creyente. (Que me disculpen los ateos, pero esto todavía sigue siendo democracia).
Escucha el clamor de millones de voces que son menospreciadas por los medios de comunicación; voces silenciadas y minimizadas por ese poder omnímodo que gobierna a Colombia, cuya siniestra agenda desea implantar ideologías que atentan contra la Libertad, la Familia y la Vida Humana, tres valores que defendiste con carácter y fe en todos los escenarios.
Madre Teresa, reconozco que numerosos compatriotas votarán por el SÍ en el plebiscito del 2 de octubre: hombres y mujeres hastiados de los horrores de las Farc, guerrilla atea, de origen marxista, que desde 1964 ha llenado de dolor a miles de hogares, y desde hace tres décadas, además de querer imponer su violencia en diferentes lugares de nuestra geografía, ha ganado exorbitantes sumas de dinero con el narcotráfico, negocio maldito que arruina sociedades y aniquila criaturas de Dios.
Noble Misionera de la Caridad, tú que viviste la pobreza con dignidad y llevaste la Luz en la oscuridad a quienes no tenían ninguna posibilidad en esta tierra, eres ejemplo de verdadera paz, tesoro divino que se hace humano cuando nace del corazón, porque es resultado de reconocer los errores con humildad, asumir la responsabilidad y tener la entereza para pedir y aceptar el perdón.
Tú, que siempre impulsaste el diálogo entre las culturas desde el respeto y la valoración del otro como persona, acoge nuestro llamado. De antemano, muchas gracias.
Santa de los pobres entre los más pobres, en La Habana, para tristeza de todos, se vivió la “fiesta” de quienes se burlan y dan la espalda a Dios: hubo ojos que se enaltecieron, a pesar de los delitos cometidos; lenguas que en sus palabras llevaban la ponzoña de quien ha calculado acabar con su oponente; manos que derramaron sangre inocente, provocada en medio de la más extrema crueldad; encuentro de corazones para diseñar planes perversos; pies que corrieron muchas veces para hacer el mal en tomas de pueblos, fabricación de minas y collares-bomba, extorsiones, secuestros, violaciones, asesinatos y todo tipo de vejámenes; falsos testigos que esparcieron mentiras y sembraron discordia entre sus hermanos.
Madre Teresa, recibe estas palabras en nombre de los miles de bebés abortados en las filas de la narcoguerrilla; de los cientos de niñas y muchachos abusados, separados a la fuerza de sus familias; de los adolescentes violentados e ideologizados, privados de la opción de conocer realidades espirituales que hacen plena la existencia.
Te pedimos que intercedas por nuestro país, y en compañía del amado san Juan Pablo II, magno Pontífice que llenó de fuerza, optimismo y esperanza a millones de personas que tuvimos el privilegio de conocerle y verle en las calles de las ciudades colombianas en Julio de 1986, te sirvas presentar esta petición ante el Creador de la Vida, cuyo Amor infinito es parte de cada uno de nosotros. Amén.
Con todo respeto: Cuando el totalitarismo comunista llega al poder, las libertades son arrasadas y la dignidad de las personas es pisoteada sin contemplaciones. Una sociedad sin Dios ni ley, ¿qué futuro puede tener? Honestamente: ¿le creen a las Farc? ¿Podemos creerle a Juan Manuel Santos?
“Miles de personas mueren por un trozo de pan. Miles de miles mueren por un poco de amor.” Santa Teresa de Calcuta (1910-1997).
Una paz fruto de la soberbia y la falsedad es imposible. Por eso, #YoVotoNo.
@tamayocollins