La pregunta se dirige al concepto de paz, pero no aparecen las partes que son el Gobierno y las Farc.
Primer tema.
La pregunta oficial del plebiscito es la siguiente: «¿Apoya usted el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?» Apoyar no es aprobar. Por lo tanto aún ganando el sí, este plebiscito deja en el aire a su promotor y dueño: Juan Manuel Santos. El interrogante, además, está redactado con palabras genéricas supuestamente realizables y fantasiosas que se ofrecen a la ciudadanía de todos los estratos, disponible con someras indicaciones que le lleguen, porque poquísimos leerán el farragoso documento. Según el Magistrado Luis Ernesto Vargas de la Corte Constitucional y ponente de la sentencia sobre la ley que regula el plebiscito, en una entrevista concedida a Yamid Amat, hace una semana, dijo sobre la pregunta, que en este caso no se somete al pueblo a la vigencia de un derecho fundamental, la paz, «sino que se busca auscultar su opinión sobre la decisión política del Presidente, relativa al acuerdo final entre el Gobierno y el grupo armado ilegal».
Por lo tanto la pregunta del Presidente se dirige al concepto de paz, adornada con palabras al uso, pero no aparecen las partes que son el Gobierno y las Farc. La pregunta del Presidente es maliciosa, capciosa, sesgada e inductora a votar por el sí. La pregunta se sale de los términos fijados por la Corte, tal cual lo explica el Magistrado ponente de la sentencia.
Segundo tema
Aparece una lista de empresas muy importantes que serán llevadas al Tribunal de Justicia Especial creado por el acuerdo Santos y las Farc. Son 57. Ahí es donde empiezan a desmontar el desarrollo empresarial y apuntándole al socialismo de estado totalitario. Hoy el Presidente Santos señala que por el contrario esta jurisdicción especial servirá para que cualquier empresario que se vea involucrado pueda acudir a ella y limpiar su nombre. Santos explicó que con la nueva jurisdicción los empresarios víctimas del conflicto evitarán ser procesados por la justicia ordinaria. Para eso sirve la justicia transicional.
Esta es la verdadera mutación del vino en sangre de los empresarios. La lista si existe y el Presidente pretende tranquilizar y absolver a los presuntos empresarios involucrados en el conflicto con su palabra. Cuando los altos dirigentes empresariales sean llevados a los tribunales de la justicia supranacional de las Farc y Santos, este último ya no será Presidente, pero las Farc si serán un partido político. El modelo económico del país lo piensan cambiar mediante el vencimiento, uno por uno, de los empresarios. Les aplicarán la soga al cuello, que está escondida en el acuerdo y el plebiscito.