Hace algunas semanas, la revista Semana informó en sus páginas la aparición de una iniciativa ciudadana que busca el fortalecimiento de la participación democrática a través de mecanismos digitales. El proyecto, bautizado con el nombre de “SeamOS” tiene como promotores al viceministro de trabajo de Santos, al sobrino de él, Diego Santos. Así mismo está el director de la Agencia Nacional de Tierras, el hijo del expresidente Samper, Miguel Samper Strouss y la twittera militante de la izquierda, María Fernanda Carrascal, entre otras personas.
“SeamOS” se define como “un movimiento ciudadano con diferentes habilidades e ideologías, unidos por las ideas de traer creatividad al poder, y mejorar la calidad y el acceso a la democracia”.
Al definirse como movimiento, se entiende que hay algún grado de identidad entre quienes lo integran, lo cual no tiene nada de malo. Los funcionarios públicos, como es el caso del doctor Miguel Samper, no tienen ningún tipo de impedimento ni legal ni ético para integrar partidos políticos o movimientos cívicos.
Pero lo que sí genera suspicacias es que Samper, como director de la Agencia Nacional de Tierras haya ordenado, a través de la secretaria general de esa entidad, doña Elizabeth Gómez Sánchez, contratar a la joven María Fernanda Carrascal.
En efecto, el pasado 16 de agosto, se celebró el contrato número 100 cuyo objeto es el de “prestar por sus propios medios, con plena autonomía técnica y administrativa, y en coordinación con el área de comunicaciones, sus servicios técnicos, brindando apoyo en relaciones públicas y comunicación digital a la Dirección de Acceso a Tierras en su gestión, en especial, en temas relacionados con estrategias digitales para la difusión, promoción y fortalecimiento de la imagen institucional”.
El contrato estará vigente hasta el 31 de diciembre de este año y su cuantía es de $14.000.000, con pagos mensuales de 3 millones a partir de septiembre.
Carrascal es una jovencita sin mayor trayectoria profesional y por eso no se entiende porqué la Agencia de Tierras resolvió contratarla a pesar de que esa entidad elaboró, previamente a la vinculación, un documento en el que se fijan las condiciones mínimas para la misma. En el recuadro de la experiencia para poder celebrar ese contrato se lee textualmente” “Experiencia relacionada mínimo de 9 años”.
En múltiples sentencias, el Consejo de Estado ha dejado en claro que la experiencia profesional se empieza a acumular con posterioridad a la graduación. María Fernanda Carrascal, a pesar de tener 26 años, aún no se ha graduado de la universidad, razón por la que su experiencia profesional es igual a cero y por tal motivo el contrato celebrado entre ella y la Agencia Nacional de Tierras tiene serios vicios de ilegalidad.
Este caso podría constituirse en un nuevo capítulo de “La Tocarruncho”, por sus similitudes con el episodio de Natalia Lizarazo García, conocida comercialmente como Natalia Springer quien acreditó cursos de verano de pocas semanas como si fueran profundas especializaciones y maestrías. Para el asunto de Carrascal, es importante que la Agencia Nacional de Tierras publique la hoja de vida que ella presentó antes de suscribir el contrato en cuestión y los documentos anexos como certificados de experiencia profesional y títulos, para efectos de determinar si la contratista cometió el posible delito de falsedad en documento privado, lo cual agravaría aún más su situación.
Relacionista pública
Como se lee en el objeto del contrato, Carrascal no sólo está obligada a adelantar campañas de comunicación digital, sino que también debe “apoyar las relaciones públicas” de la Agencia Nacional de Tierras.
Llama la atención que la contratista que debe tener relaciones armónicas con todos los sectores de la comunidad se valga de sus redes sociales para emitir insultos e improperios contra diferentes personas en general y contra algunos periodistas en particular.
A través de su cuenta de twitter ha calumniado e injuriado a la periodista de Caracol Radio, D’Arcy Quinn a quien ha atacado entrometiéndose en asuntos de su vida íntima. Al director de La Luciérnaga, Gustavo Gómez le ha dicho que es un “locutor de camuflado”, dando a entender que él puede tener vínculos con estructuras armadas al margen de la ley.
La jovencita Carrascal es libre de profesar las creencias políticas que considere, pero aquello no la exime de observar un mínimo de cortesía, sobre todo con los comunicadores sociales.
@IrreverentesCol
4.5