Las directivas del partido Centro Democrático tienen la obligación de generar tranquilidad, brindar garantías a los precandidatos y no generar fraccionamientos.
El momento que vive Colombia exige al Centro Democrático mucha rigurosidad y unión. Hoy, su trabajo tiene que estar enfocado en posicionar sus planteamientos para recuperar el rumbo de Colombia.
Los partidos pueden y en efecto tienen tendencias, diferencias mayores y menores entre sus militantes, así como en sus bancadas. Esto es absolutamente normal y no debe sorprender a nadie. Lo importante es preguntarse si las diferencias son respecto a temas trascendentales como son los principios y valores del partido, así como lo que necesita Colombia para salir adelante, o son diferencias personales en la búsqueda de poder de fracciones del partido. Actuar por encima de los desacuerdos es necesario porque quedarse en ellos, empobrece la verdadera discusión política y aleja a los miembros de la discusión de los temas fundamentales.
Siempre la unión es necesaria y es la salida para obtener el triunfo. Hoy estamos ante un momento histórico que así lo exige. El país está resquebrajado por un gobierno entregado a un proceso de paz, que quiere sacar adelante, sin consideración alguna con las inquietudes manifestadas por los colombianos. Para el plebiscito y para el apoyo del candidato escogido para la presidencia, son fundamentales el trabajo en equipo y el respeto por las diferencias, para que el CD se sostenga y permanezca en el tiempo, generando credibilidad en los colombianos.
El CD es un partido joven, fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien con mucha experiencia en política y gran conocimiento de Colombia y de lo público, es un activo que no se dan el lujo de tener las demás colectividades.
Hoy, es el partido de oposición más grande del país, lo que lo hace muy atractivo por un lado, pero al mismo tiempo aumenta su exigencia en trabajo y en la necesidad de pronunciarse como un cuerpo cohesionado. Siempre debe generar confianza en los colombianos y que ésta se vea reflejada en las urnas que son realmente motivo principal de la existencia del partido. Es en ellas donde se refleja si las posiciones y el trabajo han tenido efectos positivos. No existe ninguna otra manera y los partidos existen por vocación de poder.
Las encuestas siguen mostrando a Álvaro Uribe como el personaje con más aprobación. El político que más quieren los colombianos, lo que sin duda es un honor para todos sus seguidores y para el CD. Sin embargo, como todos sabemos, esa popularidad y aceptación son de él. El acompañamiento de Uribe es muy importante pero al final votan por la persona que aspire. Los votos generalmente no se endosan, y como dice el expresidente Álvaro Uribe, en política el trabajo nunca es suficiente, siempre se necesita más, la milla adicional. La política está hecha para dejarse contar. Eso es lo que vale, lo demás son cuentos. Hacerse contar es el reto del CD y de todos sus miembros.
Los partidos son como una fábrica cuya labor principal es producir votos. Votos que se producen porque tienen un proceso de manufactura inteligente, imparcial, equilibrado, ordenado, convencido de los principios, y con un control de gestión para corregir cuando como en todo proceso los resultados no son los esperados. La evaluación es clave en el crecimiento sano de los partidos, de otra forma se van anquilosando.
Las justificaciones, mil explicaciones ningún sentido tienen si se repiten y repiten y no se alcanzan los objetivos. Muchas personas son excelentes trabajadoras, con excelentes ideas pero no tienen la capacidad para que voten por ellas, así mismo hay otras que no son excelentes, ni buenos trabajadores, ni comprometidos pero tienen los votos. Otros tienen votos y son buenos trabajadores. Es allí donde el partido tiene la obligación de escoger lo que mejor resultado le dé según las circunstancias, olvidándose de amiguísimos. Decisiones que se deben tomar con cabeza fría siempre pensando en los resultados y en la permanencia del legado del expresidente Álvaro Uribe.
Hoy el CD tiene varios retos muy importantes, tanto que de ellos depende el rumbo que tome Colombia, por encima de cualquier diferencia ideológica o personal que exista. Es así que las directivas del partido tienen la obligación de generar tranquilidad a sus elegidos, a sus precandidatos y candidatos y a la comunidad que hace parte del partido. Tiene la obligación de escuchar a todos y no generar fraccionamientos.
Al acudir a las directivas todos deben sentirse igual de cómodos, esa es la principal característica de una dirección. Los representa a todos sin exclusión y no sólo a un grupo. Esa tranquilidad sólo la da la imparcialidad y la objetividad en las decisiones. Cada decisión debe tener una explicación lógica que aunque no satisfaga a algunos, estos sientan que fue justa. Si el partido en consenso toma decisiones todos deben apoyar, de nada sirven divisiones en el logro de los objetivos.
Para comodidad y tranquilidad de todos los miembros del partido, todas las directivas deben estar sometidas a un control de gestión. Deben ser evaluados por sus resultados. Resultados que se dan especialmente en aumento de la votación y en aumentar afiliados. Si no se mide a quienes dirigen un partido, este no llega a ninguna parte. Medir resultados es un imperativo. No puede haber excusas para no hacerlo.
No hay opción distinta que ganar con el NO el plebiscito del presidente Juan Manuel Santos y las Farc. De esto depende mucho el futuro cercano de Colombia y por consiguiente del partido para las elecciones del 2018, así como para su posicionamiento en el país.
Tiene una oportunidad inmensa para confirmar que es un partido grande, serio, lleno de propuestas y futuro. La situación desafortunadamente lamentable de Colombia, en varios campos, especialmente el de la paz y todo lo que eso conlleva propicia el momento para que el CD muestre su fuerza y todo lo que puede significar en el futuro de Colombia.
Una Colombia que necesita creer y confiar, tiene al Centro Democrático para que crea y confíe. Es la oportunidad histórica para recuperar el rumbo.
@AliciaArango