26 años de impunidad

26 años de impunidad

Esta semana se conmemora un aniversario más del magnicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, crimen que se mantiene en absoluta impunidad a pesar de las múltiples evidencias que reposan en el expediente y que apuntan a que detrás del mismo estuvieron importantes fichas del narcogobierno de Ernesto Samper Pizano.

En uno de sus escritos, contenido en las estupendas ‘Obras Selectas’ publicadas con ocasión del centenario de su nacimiento, el doctor Gómez hizo referencia a la decadente administración de justicia en Colombia. Sus palabras resultan proféticas y son fiel reflejo de lo que ha sucedido con su caso. “Justicia tardía no es justicia. No contar con la justicia, como está ocurriendo, es no contar con la ley, despreciarla. Nuestro objetivo debe ser una justicia respetable y respetada. Porque la justicia es otra expresión, expresión institucional de paz”, escribió el dirigente conservador durante una de sus candidaturas presidenciales en los años 70 del siglo pasado.

Los determinadores de ese crimen fueron y siguen siendo personas muy poderosas que a lo largo de los años se han encargado de tener fichas suyas dentro del aparato judicial, individuos que tienen el objetivo de garantizar que el expediente Gómez Hurtado continúe bien dormido.

Horacio Serpa Uribe, hombre fuerte del gobierno Samper fue uno de los planificadores del magnicidio. A través de su lugarteniente Ignacio Londoño Zabala, alias ‘Nacho’, remitió la instrucción para que el ‘cartel del norte del Valle’ ejecutara el crimen de quien era, sin duda ninguna, el principal opositor del gobierno mafioso del que él, Serpa, hacía parte.

Luego de posesionarse como fiscal general de la nación, el doctor Francisco Barbosa ordenó que la investigación del asesinato quedara en manos de la prestigiosa fiscal delegada ante la corte suprema Elba Beatriz Silva. La familia de Gómez tiene la esperanza de que bajo esta nueva investigadora, el proceso se destrabe y los responsables paguen por el crimen que ordenaron cometer.

Es indignante que Horacio Serpa haya fallecido sin responder por el magnicidio. Jamás fue llamado a una indagatoria y mucho menos a rendir versión libre. Su mandadero, el oscuro ‘Nacho’ Londoño fue asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia. Murió sin responderle a la justicia.

No se trata de promover una cacería de brujas ni de señalar temerariamente a personas inocentes, sino de esclarecer un crimen que lesionó gravemente a la democracia colombiana. El doctor Gómez Hurtado fue el símbolo de la libertad y de la paz en Colombia. Su legado es imborrable. Fue el primer dirigente colombiano en entender la importancia de proteger el medio ambiente, de lograr un desarrollo a través de la planeación nacional. Cuando el dinero sucio del narcotráfico empezó a corromper los pilares de la sociedad, él alzó su voz en solitario para exigir el enfrentamiento decidido a las mafias. Propios y extraños coinciden con la afirmación de que él era el faro moral de la República.

Durante estos 26 años de dolorosa impunidad, agentes del samperismo, como el polémico exdirector del DAS Ramiro Bejarano, han minimizado el peso específico de Gómez, llegando al extremo inaudito de sugerir que nadie leía sus demoledores editoriales en contra del gobierno que fue elegido con la plata asquerosa del ‘Cartel de Cali’, razonamiento macabro con el que se pretende sembrar la falsa idea de que el asesinato no tuvo motivaciones políticas. Si aquello fuera cierto, entonces cómo entender que en el mismo DAS existieran carpetas que dan cuenta de seguimientos y “análisis” que esa entidad hacía de las opiniones e intervenciones del dirigente. Que nadie se sorprenda si un día de estos algún samperista sale con la tesis de que a Gómez lo balearon para robarle el reloj.

Son muchos los homenajes póstumos que pueden hacérsele al inmolado líder. Uno de ellos es la refundación de su movimiento denominado ‘Salvación Nacional’, que ha recobrado su personería jurídica. Que ese resurgir de la formación partidista en la que hace unas cuantas décadas millones de colombianos depositaron sus esperanzas, sea una manera de retomar un cuerpo doctrinario que se mantiene vigente. Las ideas de Álvaro Gómez son intemporales; su visión de país, que está inmortalizada en miles de editoriales, discursos, conferencias, libros y reflexiones, continúa siendo un referente para aquellos que aún creen que Colombia no es un caso perdido.

Sobre el crimen del doctor Gómez, lo invitamos a leer el especial de Los Irreverentes que contiene distintos capítulos que resultan esclarecedores.

@IrreverentesCol

Publicado: noviembre 3 de 2021

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