Escribo con el dolor de todos los que hemos perdido familiares a manos de los criminales que hoy están en el poder y que han engendrado odio y resentimiento social en Colombia, pidiédo que la vida le devuelva a Miguel Uribe su total integridad para que pueda seguir el ejemplo de servicio que heredó. Pensando en el dolor de Doña Nidia y los suyos y en Diana abatida por el narcoterrorismo solo puedo decir que: “Así le paga el diablo a quien elige defender el camino del bien”.
“Elige tus líderes con sabiduría y precaución porque de ello dependerá tu destino: Ser liderado por un cobarde, significa ser controlado por todo aquello a lo que le teme el cobarde. Ser liderado por un estúpido, significa ser controlado por los oportunistas que lo controlan. Ser liderado por un ladrón, significa ofrecer tus más preciadas posesiones a los ladrones. Ser liderado por un mentiroso, significa que estás dispuesto a que te mientan y a creer esas mentiras. Ser gobernado por un tirano, significa que estás sometiendo a los que más quieres y a ti mismo a la esclavitud. Ser liderado y seguir un buen líder, significa no perder tu independencia, pues solo tu debes ser el dueño de tu determinación. Ser liderado por un hombre sabio, significa y confirma que tú puedes tomar tus propias decisiones”.
La nobleza no se hereda en virtud del nacimiento, no la venden en universidades ni se encuentra en los libros que devoran los ratones de biblioteca con complejo de erudición. Ser noble es la principal condición para poder liderar en cualquier actividad y se opone diametralmente a la presunción de grandeza tan propia de ególatras habladores con criterio estrecho e ínfulas de grandeza intelectual. El verdadero liderazgo está condicionado por la virtud de la nobleza, algo que en los humanos como en los animales solo se gana con hechos y actos reales que la evidencien, y se contrapone a lo dolorosa que resulta la ingratitud. “Dale de comer tres días a un perro y será tu amigo por el resto de sus días. Dale de comer a un político moderno y a los tres días serás traicionado”.
Está bien que, por mera definición, todas las aspiraciones sean válidas. Pero dice el refranero: «La falsa modestia, molesta”. Y decía un “Dotor” de mi tierra, que hay tres clases de mal nacidos: Los que son, los que se hacen, y la falsedad e hipocresía de amigos de conveniencia y ocasión.
Y ello ocurre con la gran mayoría de los camaleónicos políticos mediáticos actuales. Solo hay que ver las fariseas declaratorias oportunistas de amor como las de Santos a Uribe, Musk y Trump, Bolívar a Petro, Claudia a González, y la lista es tan larga que le da la vuelta al mundo más rápido que un X.
Para prueba de la falsa farsa en la que se ha convertido la política en Colombia, tan solo hay que ver el “espectáculo de manicuristas” presentado en estos dos años en la convención anual de Asobancaria, patrocinada por más de cien de las firmas más grandes del país, y que ahora contamina la respetada tarima del sistema financiero dándole tribuna a toda clase de ladrones procesados, hipócritas, repartidores de corrupción, alcahuetes y viciosos, para que hablen de sus aspiraciones políticas, justo cuando la economía del Estado se tambalea en manos de un régimen que intenta un cambio forzado a una dictadura narco-comunista tipo SS-XXI que fomenta el narcoterrorismo, la formación de capitales ilícitos, la informalidad, espanta la inversión, viola la regla fiscal, incrementa el déficit y arruina a Ecopetrol mientras todo el país está invadido de inseguridad excepto el nororiente de la capital y el histórico corralito.
Cuanta el país con más de 30 colectividades que colman el sonajero electoral y tristemente las asambleas gremiales se convirtieron en pasarela para exponer las promesas de todos los saltamontes que aspiran a ser presidentes y cada cuatro años cambian de movimiento o se pasan de una rama del poder a medrar en otra.
Un ejemplo claro fue escuchar a un camaleónico, atorrante y presumido exfiscal en Blu Radio cuando la señorita le preguntó por Duque, y de inmediato, sin siquiera esperar a que cantara el gallo, contestó: “No… primero no sé qué es el Duquismo sinceramente… yo hago parte de otra coalición”.
Algo que no extraña, pues se trata del mismo Santista malagradecido y fanático de la falsa paz, que arrestó a Uribe arbitrariamente con pleno conocimiento de su total inocencia. Del hombrecito que, si no fuera por Uribe y por su gran “amigo Duque” jamás hubiese llegado a ser más que un aspirante rechazado a magistrado de la JEP, un propio de Santos en la defensa del SI y de los espurios acuerdos de Cuba habilitados en favor de las FARC-EP por su rayano patrocinador, el perverso “Montecontento”.
Este petulante remedo criollo de “Millhouse Van Husten”, maneja de maravilla la camaleónica hipocresía de la política colombiana. Siendo alto consejero, presumía el mansito de experto en derechos humanos, pero no fue capaz de arremeter contra el hecho de que las FARC-EP utilizaran niños secuestrados como escudos humanos para evitar bombardeos. El mismo que dejó libre a los que se saquearon el SENA durante el gobierno Santos. El que alardeaba en la OEA antes de posesionarse diciendo que estaba listo para meter gente a la cárcel, pero nunca se dio un solo paseo por la perrera parlamentaria, por el patio de Santos, ni por la campaña de Petro 2018, donde podía atraparlos como mariposas. Se trata del mismo que no fue capaz desenmascarar todo el entramado de Odebrecht en Colombia ni el vil asesinato de su profesor Álvaro Gómez Hurtado. Y el que siendo conocedor de los concluyentes conceptos de la Procuraduría General de la Nación dejó acusar injustamente de comisión de delitos de lesa humanidad a empresarios inocentes. El que cual gozque bulloso que nunca pasó de rabietas y arranques de grandeza mediáticos en que afirmaba ser implacable contra el delito bajo el lúgubre enunciado de: “Iremos hasta las últimas consecuencias”.
Le proponemos a las juntas directivas de los gremios y a los patrocinadores de sus eventos que por favor tengan la decencia con el país que les ha dado tantas oportunidades, de cambiar ese modelito cabildero de los presidentes de gremio por personas respetables, serias y que estén al servicio de sus asociados y no de los intereses particulares de algunos pocos. Que no se arrodillen más a volearles incienso a toda una ralea de hipócrita y camaleónica politiqueros adictos al poder.
El país está necesitando que hablen con franqueza, sin más engaños. Tengamos en cuenta a la hora de elegir la gente que debe dar ejemplo, que la respetabilidad está fundamentada en la honestidad, y que el refranero popular al igual que la genética, nunca falla, y por eso el adagio recita: “Mucho tiene que le hieda, el que mucho se echa que le huela”.