Como el cangrejo

Como el cangrejo

Aunque sé que la política tiene mucho que ver con el arte de la negociación, me cuesta mucho entender que tanta gente cierre los ojos ante la cantidad de errores y barbaridades que se pactan a espaldas de la sociedad.

Los colombianos quedamos sorprendidos para bien cuando en la Comisión Séptima del Senado de la República se votó negativamente la Reforma Laboral de Petro. Esto era un aire fresco para todos los colombianos. Ya analistas habían advertido de la pérdida de más de 450.000 empleos si esta reforma pasaba.

El proyecto de Reforma parecía más un pliego sindical que una reforma laboral. Favorecía ampliamente a los empleados actuales en detrimento de la generación de más empleo formal y de tratar de disminuir la informalidad en el país, la cual ya ronda el sesenta por ciento.

Los puntos más álgidos y controversiales eran el sobrecosto del 100% por trabajar en días festivos o dominicales, y el cambio de hora desde donde empieza a regir el recargo nocturno, que pasaba de las 9 pm a las 6 pm. Muchos pensarán que no es grave. Desafortunadamente si lo es, ya que existen sectores económicos que les impacta muchísimo esos cambios y que adicionalmente trasladarán los mayores costos al consumidor final. El sector del entretenimiento, el turismo, restaurantes y el comercio serían golpeados, como también lo sería todo lo que tenga que ver con seguridad. Las administraciones de las propiedades horizontales subirían considerablemente. Esto impacta a toda la población, de todos los estratos.

A raíz de lo anterior, Petro decidió lanzar una Consulta Popular para que el pueblo decidiera algunos de los puntos de la reforma fallida, incluidos estos dos, y aprovechándose de esto ha venido presionando al Congreso para que le dé el «ok» a la consulta. Si fuese serio, no la aprobaría, si negó la reforma por los mismos puntos.

Ahora le salió otra pata al cangrejo: un grupo de senadores del Partido Liberal, que piensan que todo es negociable, decidió revivir parte de la reforma para trancar la consulta. Pero dentro de lo que quiere revivir están los dos cambios polémicos de los que hablamos anteriormente.

El mundo ha cambiado. Hoy se habla de ciudades veinticuatro horas, como decía Frank Sinatra, “ciudades que nunca duermen”, y que en Colombia estemos pensando lo contrario es muy grave. La economía es dinámica y ser competitivos es fundamental para crecer, generar empleo y desarrollo.

Colombia sigue siendo uno de los países del mundo con mayor desempleo y mayor informalidad. Esto impacta muchos otros sectores que se ven perjudicados con esto, como el sistema de salud y el ahorro pensional, por ende las finanzas públicas que cada vez tienen que cubrir el déficit de estos sectores anualmente.

Pero adicionalmente le dan oxigeno a un gobierno que está creando la destrucción de valor más grande de nuestra historia reciente, que tiene postrados a los colombianos, que literalmente está haciendo decrecer la economía para que los colombianos seamos cada día más dependientes del papá Estado.

Este podría ser otro ejemplo de cómo con una negociación política, que deja al gobierno y al Congreso contentos y clavado a los colombianos.

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