Petro contra Estados Unidos

Petro contra Estados Unidos

El proceder del presidente de Colombia es muy previsible. Cuando su hijo fue capturado, su reacción fue la de desconocerlo, alegando que él no participó en su crianza. Después, para evitar que la delación que se puso en marcha lo tumbara del poder, se desdijo e hizo lo que le correspondió para reestablecer los puentes con su primogénito encartado. 

No son pocas las situaciones en las que él, drogado o borracho, ha adoptado decisiones que afectan los intereses de Colombia, y cuando es cuestionado por las mismas, resuelve descargar la responsabilidad en otros. 

El macro caso de corrupción de la UNGRD se planificó en la Casa de Nariño y en el mismo participaron colaboradores de máxima confianza de Petro, empezando por la delincuente Sandra Ortiz, siguiendo por el fugitivo Carlos Ramón González y terminando en otros que muy prontamente terminarán tras las rejas o emprendiendo la huida como el otrora jefe de la policía política González que, al decir de los soldados de antaño, puso pies en polvorosa. 

Frente a ese asqueroso saqueo, Petro se desentiende, voltea la mirada y concentra todos sus esfuerzos en salvarle el pellejo a su compinche Laura Sarabia, múltiples veces mencionada en los despachos judiciales donde se ventilan los casos de corrupción y los crímenes que ha cometido el régimen petrista. 

La explicación que ha dado en las últimas horas respecto de las graves revelaciones de la Secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem en el sentido de que el presidente de Colombia hizo una defensa cerrada de los integrantes de la banda criminal venezolana Tren de Aragua, presentándolos como unos muchachos excluidos y carentes de amor, alcanza un punto en que casi se vuelve ridículo. 

Petro asegura que la persona que sirvió de traductor en la reunión sostenida entre él y la Secretaria Noem, se equivocó (¡!).

Petro, que habla un mal español, por supuesto no entiende una palabra del inglés, como tampoco la entelerida que puso al frente de las relaciones exteriores. Con toda ponderación, y en justicia, la Sarabia tiene las competencias y la formación para servir el café en la cancillería, mas no para dirigir la política exterior de un Estado, ni siquiera uno que esté ubicado en el África profunda. 

Lo revelado por la señora Noem es extremadamente delicado y, conociendo los antecedentes de Petro, sus palabras deben ser recibidas como veraces.  Petro, diletante, errático, incoherente, duró más de media hora despotricando del presidente de los Estados Unidos. Luego, pasó a defender al Tren de Aragua alegando que la administración Trump los “malinterpretaba”, sosteniendo que se trataba de personas “que necesitan mucho más amor y mayor comprensión”. Quizás los más delicado, y que puede tener consecuencias gravísimas en la cooperación norteamericana en la lucha contra las drogas, es la aseveración de la señora Noem respecto de la confesión hecha por Petro respecto de su amistad con miembros de ese cartel de las drogas. 

También, en palabras de la secretaria, Petro abogó por la legalización de las drogas, propuesta que ella descartó tajante y vehementemente.

En el mes de septiembre se revelan las evaluaciones del gobierno de los Estados Unidos respecto de la cooperación de los países productores en la lucha contra la fabricación y tráfico de estupefacientes. En el marco de dicha calificación, se emite la célebre certificación y se aprueban los desembolsos que, por concepto de cooperación, se entregan a dichos países. El panorama para Colombia no es el mejor: los cultivos ilícitos crecen exponencialmente, las cifras de erradicación están en sus mínimos históricos. La fabricación y tráfico de clorhidrato de cocaína están por las nubes y el presidente aboga por los capos del narcotráfico ante los altos funcionarios de la administración estadounidense. Todo está alineándose para que Colombia, como ocurrió durante el narcogobierno de Samper, vuelva a padecer la tragedia de la descertificación.

Y mientras tanto, la diplomacia en manos de una persona que ni siquiera es capaz de sostener una charla en inglés con un empleado de McDonald’s, para pedir una hamburguesa y unas papas fritas. Lo único que posiblemente pueda decir es “Coca-Cola”. 

@IrreverentesCol

Publicado: abril 7 de 2025

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