Las insensateces de Gustavo Petro

Las insensateces de Gustavo Petro

El desgobierno de Petro está tan desesperado por imponer emergencias económicas que le permitan cobrar más impuestos, que se pegó de un aumento en los casos de fiebre amarilla, sobre todo en el Tolima, para venirse con la decisión absurda de que todos los colombianos nos tenemos que vacunar.

Como todo lo suyo, esta es una determinación inconsulta que no tiene ningún amparo científico sino tan solo sus poses de falsa intelectualidad, que no pasan de ser salidas ridículas matizadas por un lápiz en la mano. Pero no tiene mayor sentido vacunar a los diez millones de habitantes de la sabana de Bogotá porque a esa altura (más de 2.500 metros sobre el nivel del mar) no pica el mosquito trasmisor por más culpas que le eche don Petro al cambio climático.

En cambio, Bogotá es víctima del deterioro en la prestación del servicio de salud que se ha presentado durante la administración Petro y está ad portas de afrontar una crisis grave por falta de unas vacunas que sí necesita para controlar brotes de tosferina y gripe que sí podrían significar un problema para la capital y el país en general.

Es que Petro, en su chambonería, no hace lo que se necesita sino lo que se le ocurre, y está claro que a un adicto al ‘café’ no le brotan las mejores ocurrencias; es más, el cerebro del consumidor llega a entrar en franca decadencia hasta el punto en que ya no se percibe una lógica entre la realidad y lo que el enfermo hace y/o dice como consecuencia de los hechos que pretende sopesar.

Por eso, Petro produce a diario mensajes (en X generalmente) que carecen de conexión con la realidad, que se muestran incoherentes y que muchas veces se tornan incomprensibles, como resultado deplorable de sus ratos de ocio, esos en los que este sujeto desarrolla su ‘agenda personal’. Lo grave es que el mandatario convirtió en momentos de ocio para tomar ‘café’, todos los días y todas las horas. De ahí que sus grandes decisiones sean de un carácter tal que hacen pensar a muchos en la necesidad de su renuncia o su destitución por el tono indigno que le dan a su Gobierno.

Es que, por ejemplo, tras la muerte de dos jóvenes en Huila, víctimas de un atentado indiscriminado con una motocicleta-bomba instalada por las mal llamadas disidencias de las Farc en el municipio de La Plata, Huila, en plenas fiestas de Semana Santa, al Gobierno solo le correspondía aplicar la ley con todo el rigor del caso, pero a don Petro solo se le ocurrió la idea de castigar el acto terrorista con amor y ternura hacia las Farc dictaminando un cese al fuego por un mes, con lo que se niega a cumplir sus funciones como comandante supremo de las Fuerzas Militares y de Policía, y primer responsable del mantenimiento del orden público.

Es cierto que el Presidente está legalmente facultado para tomar determinaciones que contribuyan al logro de la anhelada paz, pero un gobernante no puede ir hasta el extremo de impedir que las instituciones que están constituidas para cumplir la misión más básica de un Estado, como es la de proteger la vida, honra y bienes de los  ciudadanos, se queden maniatadas en los cuarteles mientras los bandidos se pavonean a sus anchas por todo el territorio nacional escarneciendo a la población sin que nadie les pueda poner el tatequieto en razón a que el Presidente no está en condiciones de tomar las mejores decisiones y ni siquiera las decisiones correctas.

Por eso, no es un juego lo que tenemos en frente con las elecciones del 2026. Bien sea que Petro se quiera quedar directamente o por interpuesta persona, la continuidad del Pacto Histórico sería un golpe fatal para Colombia. Esto de elevar guerrilleros y criminales de toda laya a los altares de la patria no puede conducir a buen puerto. Nos matan, nos roban y nos llevan al abismo del atraso y la pobreza. Mal que bien, si se quiere, el país mejoraba año tras año sobre la base de una filosofía liberal cuyas ideas le han dado pie al capitalismo, con beneficios para todos. A eso debemos volver.

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NOTA: Me informa la empresa sueca SAAB que el padre de la canciller Laura Sarabia nunca ha tenido relación alguna con esta firma y que dicha empresa no tiene ni ha tenido intermediarios en Colombia. Según los suecos, el millonario negocio de los Gripen no implicaría ningún pago de comisiones ni nada que se le parezca. Pura agua bendita.

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