Gracias, míster Trump

Gracias, míster Trump

Make America Great Again, Donald Trump.

Dice Donald Trump en su libro: El Arte de la Negociación, 1988: No, lo hago por dinero. Tengo mucho, más del que necesitaré nunca. Lo hago por amor al arte. La negociación, yo la entiendo como un arte. Que otros pinten magníficas obras, telas, o escriban poesías maravillosas. A mí, me gusta hacer negocios. Preferiblemente grandes negocios. Esa es mi vocación, además lo disfruto haciendo.

Con una pragmática descripción de la realidad norteamericana, Trump está cumpliendo y siendo coherente con lo que prometió en su campaña: MAGA, Make America Grate Again.

Trump, es la reencarnación del sueño americano del siglo XXI. Un sueño que se forjó con base en la libertad del individuo para generar riqueza siendo producto final de la clásica escuela americana de la negociación con base en el estoicismo de los números. De la realidad de los números.

La realidad de los números para la nación americana nos indica una deuda de trillones de dólares. No, estamos hablando de billones, sino de trillones, con T mayúscula. Deuda producida por los anteriores gobiernos demócratas, progresistas, carnívoros del siglo XXI quienes solamente se dedicaron a gastar y gastar.

El incremento del gasto central fue de tal magnitud que la única manera de cubrirlo es con deuda la cual supera el 100% del P.I.B americano.

A nivel comercial, hoy los Estados Unidos importan más de lo que exportan.

Entonces, Trump preguntó: ¿Cuáles son las opciones? Mr. presidente: Reducir gasto central, deuda y déficit comercial. ¿Cómo lo hacemos? La primera herramienta para reducir el déficit comercial es imponer aranceles.

Y eso es lo que esta haciendo el presidente Trump.

Ante la medida impulsada por Trump, salieron a la palestra los globalistas colombianos como el exministro Restrepo y Eugenio Trujillo, quienes sostuvieron que los EE. UU desatan una guerra comercial a nivel mundial. Rafael Nieto sostuvo que, con su feroz ataque al libre comercio, Trump se pega un tiro en el pie.

Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario, como diría Cantinflas.

La verdad, es la siguiente: quienes crecimos como defensores y profesores de los tratados de libre comercio impulsados en la década de los noventa del siglo XX vimos con el paso del tiempo, no de los santos, que ni era libre, ni era comercio porque acto seguido cada país fue libre de imponer aranceles a los Estados Unidos en casi todos sus productos.

A la fecha, no hay un solo producto de exportación de los Estados Unidos que no tenga arancel. Mientras tanto, los productos de la China y la Unión Europea compiten en los mercados internacionales con cero o bajos niveles de aranceles.

Ahora bien. Fue, el gobierno demócrata y progresista de Biden quien impuso tarifas arancelarias a los productos chinos como el acero para proteger la industria nacional que se estaba viendo perjudicada por la sobreoferta de la China.

Por lo tanto, yo me pregunto si no existe doble moral al cuestionar al señor Trump cuando lo único que está haciendo es defender los intereses de su país. O, es que a nadie le conviene que los Estados Unidos sean ricos y poderosos, como decía Adam Smith.

Gracias míster Trump, por enseñarnos que lo que hay que defender es a la bandera de su país.

Mientras tanto, el desgobierno amoral, déspota y corrupto, del Petro caos sin ministro de comercio exterior designa a Laura Sarabia, sin temor a Dios, y a Cielo Ruisinque como delegadas para negociar con Trump.

Nos va a ir muy bien.

Puntilla: ¿Ya, renunciaron los señores Lafaurie y Valencia Cossio a la mesa de negociación con el Eln?

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