Entre el lumpen y el hampa

Entre el lumpen y el hampa

Decir la verdad a quienes no quieren escuchar, G. Orwell.

Dice George Orwell en 1984 que el gran logro del partido del interior fue que puso a confrontar a las gentes en contra de sus propias doctrinas y creencias sumado a la negación persistente de su propia realidad.

A su vez, Aristóteles dentro del origen del estado y de la sociedad comenta que es evidente que toda asociación no se forma sino en vista de algún bien común puesto que los hombres, cualquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser bueno.

También, encontramos en Grecia a Platón a quien el pueblo de Atenas lo condena al ostracismo cuando dijo que las cosas no estaban bien como sociedad y que de continuar como iba, iba a desaparecer, como evidentemente ocurrió.

Con estas tres aceptaciones de Orwell, Aristóteles y Platón procedo a discernir con respecto a la situación de disfonía sociópata que padece el señor Gustavo Petro donde nace una inquietud con respecto a la frivolidad, banalidad, trivialidad y superficialidad con la cual sociedad colombiana, incluida la Iglesia Católica, reacciona frente al desgobierno amoral, déspota, corrupto, delirante, decreciente del Petro caos.

Tal vez, una explicación racional frente a la decadencia moral en la que estamos sumisos corresponde a lo que comenta el filósofo Andrés Martínez Pardo con el capuchino y el brownie de la tarde.

La respuesta a su inquietud, Rafael, la encontramos en el viacrucis, ahora que acaba de pasar la Semana Santa cuando Poncio Pilatos se lava las manos y le pregunta al pueblo incluida la muchedumbre, el lumpen y el hampa y los sacerdotes escribas: que Jesús llamaba los sepulcros blanqueados, es decir la podredumbre moral disfrazada de bien.

¿A quién libero? preguntó Pilatos. ¿Qué escoge el pueblo en ese momento que representa la condición humana?

El lumpen y el hampa decide condenar a quien predica al amor, a la tolerancia, a la misericordia, la verdad.

Esta clara la metáfora bíblica recoge una muestra del porqué la sociedad colombiana no reacciona como debe ser frente al desgobierno amoral del señor Petro y su banda de caníbales que actúan como hienas insaciables al acecho.

Entonces, dice Martínez Pardo, usted ve cómo 200 congresistas no son capaces de tumbar al desgobierno amoral del señor Petro. Usted ve que la cámara de acusaciones no ha sido capaz, si quiera, de pasar un informe con respecto a las más de 120 demandas en curso. Usted ve que el CNE no es capaz de formular un pliego de cargos en contra del señor Roa y la campaña de Petro. Usted ve, que la Corte Suprema de Justicia suspende la investigación de la campaña electoral de Petro.

De tal forma que el desgobierno amoral del señor Petro aplica la estrategia del partido del interior de Orwell consistente en confrontar diariamente a la sociedad en todos los aspectos de su vida diaria con el fin de alejarla de sus propias creencias. Sumado a lo anterior, la estrategia de la negación, igual que Goebbels en la Alemania nazi, de su dura realidad.

En tiempo presente vemos que la sociedad colombiana ha preferido liberar al lumpen y al hampa: al amigo Jack Benedetti, a Bolívar, a Petro, a Maduro, a Chávez, a Laura Sarabia, sin temor a Dios, y demás caníbales en vez de condenarlos al ostracismo griego como sanción social teniendo en cuenta que un país sin justicia es un país sin esperanza como bien dijo Álvaro Gómez Hurtado.

Puntilla: ¿Por qué los señores Lafaurie y Valencia Cossio no renuncian a la mesa de negociación con el Eln?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *