Según la Real Academia Española, el canalla es una persona despreciable y de malos procederes. Es un término que puede utilizarse como adjetivo o como sustantivo. Al margen de su uso, es perfectamente útil para referirse al oscuro Hollman Morris, comisario de propaganda del régimen socialcomunista y corrupto de Colombia.
A Petro poco le importaron las denuncias que pesan contra ese sujeto por violencia machista, abuso de drogas y acoso laboral cuando resolvió ponerlo al frente de la RTVC. Las palizas a las mujeres, los malos tratos a los trabajadores y el desbordado consumo de estupefacientes son un asunto menor frente a la capacidad de manipulación de ese individuo. Es la versión tropicalísima de Willi Münzenberg, el influyente propagandista y activista comunista alemán conocido como el maestro de la propaganda roja.
Münzenberg, cuya biografía está maravillosamente recogida en la obra de Stephen Koch -El fin de la inocencia- fue uno de los principales organizadores del aparato de propaganda soviético en Europa occidental durante el periodo entreguerras. En sus manos recayó la responsabilidad de fundar periódicos, panfletos, revistas, organizaciones de fachada y movimientos culturales que buscaban generar simpatía para la URSS entre intelectuales, artistas y trabajadores.
El talento de Münzenberg para la manipulación mediática y la propaganda lo convirtió en una figura central en la difusión del marxismo-leninismo fuera de Rusia.
Para los comunistas, Münzenberg es el “padre” de la propaganda moderna, muy por encima de Goebbels.
Retornando al fulano de la manipulación criolla, que hace pocos días ordenó la emisión en la televisión publica colombiana de un elogioso especial donde se presentó al genocida Tirofijo como un ser “cariñoso”, es menester recordar las ofertas que en el pasado ese truhan le hizo a alias Raúl Reyes, las cuales fueron encontradas en el computador que le fue incautado al cabecilla del narcoterrorismo.
Cuando las Farc instalaron campos de concentración en las selvas colombianas donde fueron encerrados cientos de secuestrados, Morris ofreció sus servicios proponiéndole a los jefes del terrorismo la producción de un documental que sirviera para ganar apoyos mundiales a favor del intercambio de secuestrados por delincuentes presos en las cárceles colombianas.
En palabras del ahora director de la televisión pública de Colombia, “Viejo, quiero que pensemos y estudiemos la posibilidad de elaborar un buen documental sobre el tema del canje. Yo tengo algunos contactos que desde ya me dicen que lo colocarían en los primeros canales de sintonía de toda Europa con un buen despliegue publicitario. Recuerda que en momentos de crisis ha bastado con una buena película o con una buena imagen o un buen documental para volcar la frágil opinión pública a pregonar acuerdos y pedir verdades…”.
La bajeza moral de Morris es tal, que en las Farc lo veían con desconfianza. El recelo de Raúl Reyes hacia él era manifiesto. En uno de sus correos se refiera a él como un sujeto “cobarde, irresponsable y oportunista”.
Cuando alguien le pregunta a Reyes si estaría de acuerdo con que Morris fuera contratado en el canal de propaganda terrorista venezolano TeleSur, el cabecilla de las Farc aseguró que “[yo] no lo avalaría”.
Han pasado más de 19 años desde que las autoridades incautaron los correos de Reyes que estaban en equipos que fueron examinados por INTERPOL, entidad que dictaminó su autenticidad. La justicia colombiana se agarró de un tecnicismo para no utilizar esa información en procesos judiciales. En esa época los fiscales y jueces de Colombia habían aprendido a llorar por un solo ojo: solamente quisieron perseguir penalmente a las personas relacionadas con las autodefensas campesinas, dejando impunes a los aliados, validadores, propagandistas, financiadores, voceros y representantes de la banda terrorista Farc.
Publicado: marzo 31 de 2025