No es astuto subestimar la capacidad que tiene Petro para hacer cálculos políticos. El sabe, por experiencia propia, que para alcanzar ciertos objetivos muchas veces es necesario dar volteretas insospechadas e inesperadas.
Supo que para llegar a la presidencia tenía que hacer alianzas con lo más asqueroso de la clase política y empresarial y por eso se entregó en cuerpo y alma a Armando Benedetti, a Roy Barreras, a Euclides Torres, al hombre Marlboro y al Turco Hilsaca.
De cara a las elecciones del año entrante, empiezan a salir algunas encuestas que ponen en evidencia las dificultades del presidente de Colombia a quien la opinión le está cobrando muy duro y con todo merecimiento y justicia, su caótico ejercicio del poder.
El viernes de la semana pasada se conoció el resultado del sondeo de Guarumo en el que por el brutal Gustavo Bolívar aparece con una aparente ventaja: ocupa el segundo lugar en intención de voto con el 11.9%, 3.2 puntos porcentuales por debajo de Vicky Dávila, quien encabeza la encuesta.
Una observación rápida de ese resultado llevaría a concluir que la ficha ganadora de Petro es Bolívar, conclusión que no es acertada.
Valga recordar que el hoy director del Departamento de Prosperidad, corrió por el petrismo en la campaña a la alcaldía de Bogotá. El electorado de la capital de Colombia, en las presidenciales del 22, fue mayoritariamente petrista. Muchos observadores creyeron que Bolívar, por ser el candidato de Petro tenía posibilidades reales de ganar. Y de no lograrlo, se daba por descontado que quedaría en el segundo lugar.
La paliza fue monumental. Sacó el 18.72% de los votos y quedó en el tercer lugar, por debajo de un candidato rarísimo, sin estructura política y con un mensaje poco aterrizado, pero que supo vender ante los electores jóvenes: Juan Daniel Oviedo.
El resultado de las elecciones de octubre de 2023 puede presentarse resumidamente en los siguientes términos: Bolívar es un sujeto difícilmente elegible, que cuenta con un respaldo que desde ya se ve reflejado en las encuestas pero que, al decir de los analistas electorales, tiene un techo muy difícil de subir.
Petro lo sabe. Si viera en su “tocayo” Bolívar opciones, seria recíproco en las manifestaciones de amor y desde ha rato lo tendría en posiciones más destacadas, y exhibiéndolo como su ungido para la próxima contienda presidencial.
La otra aparente figura de la extrema izquierda es la pretendida hija del terrorista Carlos Pizarro, María José Pizarro -quien durante años respondió al nombre de María José Barón Rodríguez-, una mujer sin formación, ni bagaje intelectual ninguno. Disfraza su vasta ignorancia con declaraciones estridentes, posturas extremas e impulsivas y conductas arteras.
En la propia izquierda la ven como una mujer ponzoñosa, desleal y traicionera. Uno de sus principales enemigos en el petrismo es, precisamente, Gustavo Bolívar quien no le perdona haber apoyado a Roy Barreras para la presidencia del Senado y no a él.
Con ese panorama, todos los caminos de Petro conducen a Claudia Nayibe López. Algunos dirán que la camaleónica exalcaldesa no tiene juego, puesto que las encuestas la ubican muy abajo en la intención de voto. Aquello es verdad, pero aún faltan 15 meses para la primera vuelta, lo que en política es una eternidad.
Al ver la catástrofe del gobierno petrista, la López ha querido marcar distancia, enviando mensajes engañosos de crítica al régimen socialcomunista.
Por más intensos que sean sus intentos, nadie podrá olvidar que ella fue una importante ficha en las campañas de Petro en 2018 y en 2022.
Sin el petrismo ella no tiene probabilidad de convertirse en una candidata con posibilidades y, a la vez, ella es la única carta con la que Petro puede jugar el año entrante. Una simbiosis perfecta.
Ella necesita de él, del presupuesto público, del monumental aparato estatal, de la porquería petrista -Benedetti, Roy, Papá Pitufo, Euclides y demás- y él, por su parte requiere de ella para que, lo que en la extrema izquierda llaman “el proyecto” tenga opciones en las presidenciales del año entrante.
Es fundamental que la oposición tenga claro cuál es su mayor desafío electoral, representado en Claudia Nayibe López, la candidata de Petro.
Publicado: febrero 17 de 2025