Este gobierno no sale de un escándalo para caer en otro. Gustavo Petro no solo se excedió al otorgarle al exguerrillero Pepe Mujica la Cruz de Boyacá, como si Colombia le debiera algo a este sujeto, sino que el guerrillero Petro quiso homenajearlo también con la bandera del M-19 y no con el tricolor colombiano, lo que terminó además en una reyerta entre Petro y Laura Sarabia en la que el viejo Mujica tuvo que intervenir para concluirla.
Pero mientras el señor Petro se pasea por el mundo en aviones privados porque teme que las aeronaves oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana sean fácilmente rastreadas y se sepa adónde fue de fin de semana con sus mozos transexuales, la ‘paz total’ sigue haciendo ochas y panochas en todo el territorio nacional. Cuando no son los uniformados las víctimas de francotiradores y emboscadas de la guerrilla, resultan protagonizando extraños accidentes, como ocurrió con los cuatro militares que murieron bajando por cuerda de un helicóptero en Cáceres, Antioquia, en el marco de un operativo contra el Clan del Golfo.
Obviamente, la paz de Petro también perjudica a los civiles. Por eso no falta cada tanto un atentado terrorista como el del día de las velitas en Jamundí, Valle, con saldo de un muerto y 14 heridos. Es que a los grupos delincuenciales les queda muy fácil su accionar sobre todo por el cese al fuego que las fuerzas del orden cumplen a rajatabla pero ellos no. Como en la ruta Medellín-Cartagena, donde el ELN atacó a tiros de forma demencial a varios vehículos, hiriendo a dos pasajeros de un bus. Tristemente, en el Cauca, se descubrieron dos fosas comunes con los despojos mortales de 14 niños reclutados y asesinados con un tiro de gracia por las disidencias de las Farc.
En lo político, después de la vuelta a casa de Armandito Benedetti, que provocó molestias hasta en las mismas huestes petristas, creíamos que lo habíamos visto todo hasta que salió a caminar por la cuerda floja el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, por comprar congresistas para aprobar los proyectos del gobierno. Claro, lo que todos los gobiernos han hecho, según Petro. Pero, ¿no era este el gobierno del cambio?
Y se fue Bonilla enlodando a Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, y al hijastro de Petro, Nicolás Alcocer, por estar robándose la Hidroeléctrica de Urrá. En esta administración todo es robo, todo es corrupción. Y uno se pregunta ¿con qué nos vamos a sorprender ahora que Ángela, la hermanita de Benedetti, dice que viene un escándalo que hará ver lo de la UNGRD como “un bebé de pecho”? Mucha atención porque esa familia sí que sabe cositas…
Es que lo único que podría decirse a favor del gobierno del señor Petro por estos días, es que ha sido víctima de la salida en falso de una delegada de la ONU para el tema de los derechos humanos que se atrevió a algo tan absurdo como asegurar que en un hangar del aeropuerto Eldorado hay 20.000 cadáveres de personas desaparecidas cuyos despojos no han sido identificados. Y que esa información se la dio oficialmente el Instituto de Medicina Legal, cosa que ha sido desmentida. ¿Qué creyó esta loca, que esto es Walking Dead o es que el dato proviene de los mismos que se inventaron la cifra de los ‘falsos positivos’? Ya es hora de que Colombia vaya saliendo de todas esas delegaciones de Naciones Unidas que cobran millonadas por venir a decir babosadas aquí.