Con que la mitad de la mitad de lo expresado por la fiscal en la audiencia de imputación de cargos y medida de aseguramiento contra Sandra Ortiz sea cierto, es suficiente para concluir que Colombia está gobernada por una pandilla de saqueadores.
Lo dicho por la fiscal, apoyado por evidencias que en apariencia son incontrovertibles, confirman que desde la Casa de Nariño se estructuró una mega operación de corrupción. El asunto va mucho más allá del saqueo a la UNGRD. Hay muchas otras entidades, entre ellas Invias, cuyas arcas han sido saqueadas para comprar conciencias, sobornar congresistas y, por supuesto, llenar las alforjas particulares de algunos funcionarios del gobierno socialcomunista que rige los destinos de Colombia.
Sandra Ortiz es culpable. Su suerte está echada. Además de las pruebas que tiene la justicia, juega en su contra el complot urdido en la presidencia y que apunta a depositar en ella toda la responsabilidad de lo ocurrido. ¿La exconsejera estará dispuesta a hacer las veces de “chivo expiatorio”? En algunas declaraciones de prensa recientes, ha deslizado algunas suspicacias, insinuando que hay una poderosa empleada de la Casa de Nariño involucrada en el escándalo y que hasta ahora no ha puesto la cara ante la justicia. No hay que poseer un coeficiente intelectual superior para deducir que Ortiz está refiriéndose a la peligrosa Laura Sarabia, servidora venida a más por cuenta de los secretos que le conoce a Petro.
Sarabia es una antigua subalterna de Armando Benedetti, quien fue su maestro en el oficio delincuencial.
El primer golpe de Sarabia -su “bautizo” en la criminalidad- consistió en hacer las veces de carterista hurtando la tarjeta de crédito de una compañera de trabajo para irse de compras.
Sobre ese asqueroso asalto, puede leer el siguiente artículo:
El futuro de Sandra Ortiz no se definirá en los próximos días. La audiencia continuará a mediados de mes, y quizás sea en plenas fiestas navideñas cuando la juez de garantías decida si la envía o no a comer buñuelos a un patio del Buen Pastor.
Es una insensatez defender la inocencia de la Ortiz. Es una hábil violadora del código penal. Su vida privada, donde abundan los romances con esmeralderos vinculados al narcotráfico, es reflejo de su proceder público. Este portal reveló a comienzos de mayo pasado sus andanzas con los cabecillas de una red de estafadores que opera a través de una captadora ilegal de dinero que le ha robado miles de millones de pesos a humildes campesinos boyacenses.
A Colombia la gobierna una miríada de cafres. Petro, Sarabia, Benedetti, el ministro de Hacienda y buena parte de los congresistas del oficialismo son muestra de la sucia calaña de quienes tienen en sus manos el destino del país.
Publicado: diciembre 4 de 2024