El informe del DANE sobre la pobreza en Cartagena es aterrador, todo el mundo lo conoce, nadie hace nada. Los testimonios audiovisuales de las víctimas de este flagelo que tiene más de 120 años son espeluznantes, ya Núñez se refería a este en 1.897.
Cartageneros no solo padeciendo fisca hambre, sino viviendo entre el barro y aguas putrefactas, ante la horrorosa indiferencia de los líderes cartageneros.
¡Cuánta ignominia, la tierra ha de recibirlos con asco!
Pareciera que los hombres de las cavernas vivían mejor.
Por eso en la Fundación Corazón Contento, nos hemos puesto en la tarea de luchar contra el flagelo del hambre, dando ciento de miles almuerzos a nuestros niños y a niños de otras fundaciones. La generosidad no es una de las virtudes de los cartageneros, pero con los pocos buenos amigos que encontramos en el camino, hemos podido llevar la ayuda, y eso nos da las suficientes fuerzas para seguirla.
Pero como dice el proverbio hay que enseñar a pescar, y por eso también entrenamos a los niños, que es la población donde se debe dar el gran cambio, para que entiendan que no hay que estar atentos a que todo sea regalado, sino que tienen que aprender a pescar, para labrarse su propio destino.
Y en el caso del hambre, ponerse a producir sus propios alimentos, con un programa institucional de “agricultura urbana”. En la fundación creamos una huerta para nuestro consumo en pocos metros cuadrados, y que ampliaremos a una de tres hectáreas, y así tener una producción sostenible de alimentos. Manipulada por instructores del SENA, y con la ayuda de los niños en edad juvenil.
Soy enemigo de los subsidios, eso empobrece al ser humano y lo vuelve dependiente. En Colombia existen más de veinte. Pero para enfrentar este drama, que nos rompe el corazón en mil pedazo, y mientras la ley del senador Araujo se pone en vigencia, cuyo horizonte es para el 2033, el hambre hace de las suyas, creo es es posible institucionalmente crear un gravamen al turista, ese que quiere venir a la bella e irresistible Cartagena, y que para disfrutar de su exuberante geografía y su rica historia, debe pagar por ello. “El que quiere azul celeste que le cueste”.
La propuesta basada en el Sistema de Información Turística de Cartagena (SITCAR), que reportó a cierre de 2019 un total de 2.800.000 pasajeros, que gastaron millonarias sumas de dinero, pague una cifra per cápita equivalente a tristes $5.000, lo que generara un monto de $14.000.000.000. A los que se le sumaran la llegada de 750.000 turista extranjero, que pagarán pingues 10 dólares per cápita, los que generaría $7.500.000 de dólares, es decir casi $30.000.000.000, todo con destinación específicas para el tema del hambre y el programa específico de “agricultura urbana”. Y vigilar para que no caigan en malas manos, esas que abundan por doquier y que no se sacian.
@GabrielTorices
Publicado: noviembre 6 de 2024