Bogotá, al desnudo

Bogotá, al desnudo

La pedagogía social como experimento político, Ortega y Gasset.

Hace más de 24 siglos que Platón escribió, allá en Atenas, estas palabras: ¿A qué hablamos de la ciudad? ¿No, es por ventura que en cada ciudad se presentan dos ciudades que viven juntas en perpetua lucha, la ciudad de los pobres y la ciudad de los ricos?

A su vez, Ortega y Gasset, planteó en su conferencia: La ciencia y la religión como problemas políticos, 2 de diciembre de 1909, en la casa del Partido Socialista madrileño que vivimos en una época negativa donde todos somos anti algo. Cada cual parece esforzarse para delinear su fisonomía intelectual, su postura política, por medio de la negación al vecino, del vecino, yo soy lo contrario de mi vecino.

Yo, soy lo contrario de mi vecino. Eso, ¿qué es?

¿Quiénes somos, de verdad, nosotros?

Estas palabras de Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español, madrileño hasta más no poder, para comentar en la presente columna del ciudadano de a pie que la ola invernal que padeció la Bogotá de Galán, el alcalde, la semana pasada dejó al desnudo todas las falencias de una ciudad que se convirtió en tierra de nadie  porque a nadie le interesa el estado de deterioro, de descuido, en que se encuentra sumado a la falta de políticas administrativas que saquen adelante a Bogotá para ponerla en el lugar que se merece.

La elección de alcaldes con muy contadas excepciones como lo es Barranquilla o Medellín, en su gran mayoría pasan con más pena que gloria cada vez que estas terminan su periodo constitucional.

Para el caso de Galán, el alcalde, se podría comentar que en Galán se cimentaron unas esperanzas que iba a ser totalmente diferente a su vecina de patio la inefable Yo, Claudia, del partido Verde, quien entregó una ciudad en un estado de descomposición social y económica tan profunda donde tanto los ricos, como los pobres, se comportan de la misma manera porque no existe un sentido de pertenencia hacia la ciudad.

Como se dice en el argot taurino: a corrida de gran expectación, una gran decepción, porque su primer acto administrativo una vez posesionado consistió en renovar el contrato, convenio, con la fundación Soros que promueve la pedagogía social de la inclusión, aborto y consumo de drogas.

El concejal Briceño del Centro Democrático, nos recordó que siendo Petro alcalde de la Bogotá Humana determinó que no se podía realizar la ampliación ni de la carrera novena, Laureano Gomez, ni de la autopista Norte, ni de la carrera séptima porque había que proteger los humedales y la reserva Vander Hamen.

Sin embargo, la secretaria de ambiente de la Bogotá Humana otorgó la licencia ambiental para la construcción de un proyecto urbanístico VIS en la localidad de Suba en medio de un humedal a unos familiares, amigos, al parecer, de la señora Alcocer.

La doble moral de nuestros vecinos de patio.

Por lo tanto, si los ciudadanos de a pie no producimos una reacción a lo Trump contra todo el sistema establecido, el régimen que llamaba Álvaro Gómez Hurtado, tendremos que padecer las duras y las maduras como lo estamos viviendo en Bogotá, ciudad de nadie, tierra de nadie.

Llego al apartamento con la nueva factura del acueducto ahora en litros y no en centímetros cúbicos.

¿Por qué siempre tenemos que ser los ciudadanos de a pie los paganinis de todo lo que pasa?

Puntilla: De Vicky Dávila a yo, Claudia, solamente hay un Gilinski de por medio. ¡Plop! …

Rafael Gómez Martínez

Publicado: noviembre 19 de 2024