La batalla de Lepanto

La batalla de Lepanto

Hemos llegado a una situación escandalosamente paradójica en la que nuestro sistema de justicia parece estarse pasando al bando de los criminales, Álvaro Gómez Hurtado (1919 – 1995).

Cuenta la historia que los marineros cristianos se unieron al Papa Pío V (un dominico) para rezar el Santísimo Rosario durante la batalla de Lepanto acontecida el pasado 7 de octubre en 1571. Al final, la victoria de la armada española al mando de don Juan de Austria fue aplastante acabando con la fábula que la armada turca era imbatible.  De esta batalla sale el mito de la armada invencible española, hasta que llegaron los ingleses.

Lepanto fue la última victoria de los cristianos sobre los turcos otomanos, musulmanes, teniendo en cuenta que la tercera yihad se encontraba a la vuelta de la esquina, deteniendo su avance por el Mediterráneo.

Incluso, Miguel de Cervantes autor de don Quijote, quien combatió en Lepanto logrando salir con vida, comentaría más adelante que nadie entiende el cómo se produjo la victoria española bautizándola como la más alta ocasión que vieron siglos de los siglos.

Suele compararse la importancia de la batalla de Lepanto librada por Juan de Austria con aquella del 10 de octubre de 732 cuando las tropas francas cristianas derrotaron en Tours, cerca de Poitiers, al ejército musulmán que había entrado a Europa por la península ibérica 20 años antes consiguiendo frenar el avance imparable de los soldados del califato de Omeya.

La anterior introducción histórica, con el objetivo de plantear en la presente columna de opinión del ciudadano de a pie, que Colombia se encuentra librando una serie de batallas similares a la de Lepanto y Tours por cuenta del progresismo carnívoro del Socialismo del siglo XXI en cabeza del desgobierno amoral, déspota, corrupto, decreciente, delirante y pegasus del Petro caos.

La avanzada de dicho progresismo es similar a la musulmana no solamente en cantidad, sino en la calidad de su doctrina que se ha impregnado como un imán en la sociedad por cuenta de la agenda globalista 2030. 

Ahora, la agenda 2030 tiene un nuevo aire con el COP16.

A su vez; el conservatismo y la derechita cobarde, como la llama Santiago Abascal, nada propone para detener el avance progresista limitándose a cuchichear con las oligarquías de los clubes sociales o los pasillos del congreso de la república o a votar a favor de la moción de archivo a los ministros del desgobierno Petro.

Aceptando en contra nuestros propios principios morales y cristianos la moda reformista siendo el mayor exponente de esta deplorable situación el partido conservador, el decano de los partidos políticos a pesar de nuestro hondo querer. 

Es más; tanto el partido conservador, como la derechita cobarde, cohabitan con el progresismo carnívoro con tal de sostener al régimen que tanto énfasis hiciera el Dr. Álvaro Gómez Hurtado cuyo vil asesinato al frente de la universidad Sergio Arboleda reposa en los anaqueles de la impunidad en la fiscalía general de la nación 29 años después del macabro hecho a favor del régimen de ese entonces.

Mientras tanto, Nicolás Petro sigue jugando tenis feliz de la pelota en Barranquilla y el señor Benedetti muerto de la risa en Roma, no propiamente rezando el Rosario.

Hemos perdido la conciencia de nuestro valer y la fe de nuestra superioridad moral cristiana y conservadora.

Es probable que para las elecciones del 2026 nos encontremos ante la última batalla para detener el avance progresista carnívoro del socialismo del siglo XXI. 

Puntilla: Si; Colombia quiere sobrevivir, debe reaccionar. Depende de cada uno de nosotros.

Rafael Gomez Martinez

Publicado: octubre 14 de 2024