Vargas Llosa, sostiene que una de las causas de la lenta agonía suramericana consiste en que nuestros pobres revolucionarios jamás han pasado de la epidemia en el análisis permanente de nuestros males sociales.
Se construye, entonces, la narrativa del resentimiento social como un arma estratégica con el único fin de producir la división social y de lucha de clases haciendo una distinción permanente entre ricos y pobres. Entre explotados y oprimidos. Entre el capital, como dice Petro y los que no tienen nada.
Este fenómeno, el de la construcción permanente del resentimiento social, convirtió al régimen de Chávez en un presidencialismo exacerbado (Márquez Restrepo Marta Lucía, Historia Nación y Hegemonía, 2019).
En el caso del desgobierno amoral, déspota, corrupto, decreciente y pegasus del petro caos, el señor Petro cada vez que se para en tarima con su lápiz y su sombrero o cualquier atuendo que lo ponga en la dimensión desconocida, al igual que Chávez está llevando a Colombia hacia un presidencialismo exacerbado y delirante.
Lo anterior quedó en evidencia cuando el presidente de Ecopetrol: el señor Roa, quien nada que renuncia, ante la profunda crisis de gas que se vendrá en las próximas semanas buscó el cómo justificar la falta de suministro atacando al gobierno de Duque.
Sin gasolina, sin gas, sin luz, sin economía, pero culpamos a Duque de todos nuestros males.
Hablando de Duque: lo importante es descarbonizar.
Petro, es un artista en la manipulación del lenguaje en su condición de víctima delirante permanente al comentar que Hidroituango nunca debió construirse para justificar su incapacidad gerencial siempre sembrando axiologías inversas a los valores morales tradicionales, como bien lo comenta el filósofo Andrés Martínez Pardo.
El problema de ello, sostiene Pardo, es que al producir estas axiologías inversas la sociedad se acostumbra a comportarse sin los mínimos valores éticos que rigen una sociedad de bien.
Progresivamente, se van destruyendo los mínimos valores éticos del individuo a tal punto que, hoy por hoy, la fila de colados de Transmilenio en la Bogotá de Galán, el alcalde, es más grande que de quienes pagamos el pasaje tratando de ser unas personas con algún valor ético.
Hablando de Galán, el alcalde: lo importante es la transición energética propuesta por Petro.
A nadie le importa, que el joven Nicolás Petro siga jugando tenis feliz de la pelota en Barranquilla. O, el comportamiento amoral del señor Benedetti. O, el CNE con respecto a la financiación de la campaña Petro presidente, de la cual era el gerente el señor Roa. O, el asesinato de dos inocentes soldados y más de 24 heridos en el último atentado del ELN en Arauca.
El pueblo araucano abandonado a su suerte hasta por el mismo expresidente Uribe y sus flamantes negociadores de paz.
A nivel macro, vemos el cómo la postulación del señor Eljach a la procuraduría, careció de los mínimos valores éticos lo que produjo la inmediata reacción de valiente ciudadano Saúl Villar al interponer una tutela por incumplimiento de la convocatoria pública.
En el caso del señor Eljach, como bien lo planteó el doctor Álvaro Gómez Hurtado, queda en evidencia que el problema de Colombia es el régimen porque en menos de veinticuatro horas el partido Coservador en cabeza del senador Cepeda, el camaleón del régimen santista – petrista, emitió un comunicado apoyando al señor Eljach.
¿Se tendrá que declarar impedido el señor Eljach para investigar al senador Name o al representante del partido liberal Calle acusados del demonio de corrupción?
Puntilla: ¿Algún partido político se atreverá a cuestionar la elección del señor Eljach a la procuraduría?
Rafael Gómez Martínez
Publicado: septiembre 24 de 2024