Duque está en peligro

Duque está en peligro

Petro abrió su juego y delató que su objetivo inmediato es Iván Duque, el más débil de los expresidentes, y al que no le perdona la derrota que le propinó en 2018.

La historia de Pegasus, el software que Petro alega fue comprado y pagado en efectivo por el gobierno anterior, es el preámbulo de un monumental montaje político-judicial que dejará en pañales la farsa de las chuzadas del DAS.

A dos años de culminar el periodo, Petro necesita urgentemente poner al país a hablar de un asunto con la fuerza de eclipsar los escándalos de su gobierno, la incompetencia de sus funcionarios, sus depravaciones personales y sus cada vez más notorias adicciones. 

Aunque la historia del sistema de interceptaciones israelí parece delirante y burda, no hay que bajar la guardia. El régimen ha tenido tiempo de sobra para armar la película pegando unas pocas verdades, con muchas mentiras y suposiciones calenturientas. 

Para darle un toque de verosimilitud a la cuestión, el gobierno cuenta con una fiscalía de bolsillo que se apresuró a anunciar la apertura de sendas líneas investigativas. 

No se observa en el horizonte un caso capaz de superar en espectacularidad al de la UNGRD, que aquel en el que se hable de maletas con millones de dólares en efectivo saliendo desde Suiza para la compra en Israel de un programa de espionaje. Será como leer un fantástico libro de Forsyth. 

Mal haría el presidente Duque al no asignarle la importancia que merece esa vulgar trama que puso en marcha Gustavo Petro. Los antecedentes son suficientemente ejemplarizantes. El doctor Uribe, por ejemplo, desestimó buena parte de las estupideces que sus rivales inventaron, hasta que una de ellas tomó fuerza: hoy está atendiendo un juicio injusto cuyo desenlace será una sentencia condenatoria en su contra. 

Para mayor desgracia, Duque no tiene una fuerza política significativa dispuesta a asumir su defensa. El llamado duquismo desafortunadamente se limita a unos cuantos amigos del expresidente, que para mayor desgracia son personas sin peso político específico. 

Siguiendo la sabiduría popular, al toro por los cuernos. Sin mensajes crípticos ni interpretativos. De frente, con contundencia, sin esguinces ni engañosa cortesía, el expresidente Duque está forzado a atender la convocatoria que le está haciendo su sucesor. Y ese trabajo es indelegable. Él es el llamado a desmontar la infamia, no su exfuncionario, el opaco Víctor Muñoz. 

Lo cierto es que para Petro es vital poner a Duque contra las cuerdas. Llevar a un importante número de colaboradores suyos ante la justicia, para tener elementos que le permitan sustentar que su régimen socialcomunista es necesario para “depurar” a la corrompida dirigencia colombiana; sobre ese plinto montará la necesidad de una prolongación de su mandato. 

@IrreverentesCol

Publicado: septiembre 10 de 2024