Con la noticia de la muerte de Rodolfo Hernández surge la reflexión sobre qué hubiera pasado si él no pierde las elecciones de 2022, en las que la diferencia con Petro fue de escasos 700 mil votos.
La constitución prevé que, ante la falta absoluta del presidente, el periodo debe ser culminado por el vicepresidente. En el caso concreto, con el deceso de Hernández, Colombia estaría posesionando ahora mismo a Marelen Castillo, una completa desconocida cuya incapacidad para gobernar a un país salta a la vista.
No es la primera vez en la historia reciente en las que un candidato perdedor fallece durante el cuatrienio en el que aspiró a la presidencia de la República.
En las elecciones de 1970, además de Misael Pastrana -candidato ganador-, del tirano Rojas Pinilla y de Belisario Betancur, se presentó el dirigente costeño de 65 años, Evaristo Sourdis.
Sourdis, como disidente conservador, quedó en el último lugar. Si hubiera ganado, su posesión habría sido el 7 de agosto de 1970 y solo habría ejercido la presidencia durante un mes y medio, porque la muerte golpeó a sus puertas el 22 de septiembre de aquel año.
Otro caso fue el de Gabriel Turbay Abunader, candidato del oficialismo liberal que se presentó en las elecciones de 1946. Todo apuntaba a que el liberalismo continuaría en el poder, a pesar de los escándalos y de la violencia desatada por el partido rojo, responsable de la muerte de miles de ciudadanos conservadores.
El partido conservador compitió con Mariano Ospina Pérez. Los pronósticos apuntaban a que habría cuatro años más de la nefanda y criminal república liberal.
A último minuto, tomó forma la aspiración de Jorge Eliécer Gaitán quien se apartó de la disciplina de partido. Gracias a la fragmentación de los votos liberales, Ospina ganó por más de 7 puntos porcentuales.
Pero si Gaitán no se le hubiera atravesado a la candidatura de Turbay Abunader, este habría ganado sobradamente, porque la sumatoria de los votos entre el oficialista y el disidente se acercaba al 60%.
Desencantado de la política, don Gabriel empacó sus maletas y mudó su residencia a Paris. La tristeza y la amargura acabaron con él el 17 de noviembre de 1947, un año, tres meses y diez días después de la fecha en la que se habría posesionado como presidente de Colombia.
El general Pedro Nel Ospina fue el penúltimo presidente de la celebérrima hegemonía conservadora. Es calificado como el gran ingeniero de la Colombia de comienzos del siglo pasado.
Un hombre visionario, emprendedor, incansable que propició el resurgir de un país que aún no terminaba de curar las heridas de las guerras civiles del siglo XIX.
Ospina Vásquez pudo hacer grandes obras, porque durante su gobierno se perfeccionaron los desembolsos de la indemnización que recibió Colombia de manos de los Estados Unidos, por la separación de Panamá. Fueron $25 millones de dólares que, por instrucciones del general Ospina y bajo la dirección de su joven ministro de Obras, Laureano Gómez, se invirtieron en puertos, ferrocarriles, aeropuertos y carreteras. Proyectos de infraestructura que le dieron un importante impulso al desarrollo nacional.
El rival que tuvo Pedro Nel Ospina en las elecciones del 22, fue el general liberal de la guerra de los mil días, Benjamín Herrera, quien hizo una campaña decorosa, pero sin ninguna probabilidad de éxito. El resultado era muy previsible: Ospina se quedó con el 61% de los votos, mientras que Herrera logró conquistar el respaldo del 38% de los electores.
Pero si Herrera hubiera ganado, no habría terminado el periodo 1922-1926, pues una bronconeumonía acabó con él, el último día de febrero de 1924.
Rodolfo Hernández fue un hombre controvertido que jamás imaginó ser presidente de Colombia. Su primer cargo de elección importante fue el de alcalde de Bucaramanga. Durante el ejercicio de ese cargo suscribió un contrato corrupto que desembocó en la sentencia condenatoria que hace algunas semanas le fue impuesta.
El, que se presentaba como un gladiador contra la corrupción, murió soportando sobre sus hombros una condena derivada por la asignación irregular de un contrato.
Publicado: septiembre 4 de 2024