El periodista peruano Jaime Bayly es, sin duda, la persona con mayor acceso a la información sobre la crisis de Venezuela. El pasado fin de semana, reveló un ultimátum que el gobierno de los Estados Unidos le hizo al dictador Maduro: si no abandona de manera pacifica y voluntaria el poder antes de noviembre, su situación empeorará, sin descartar que sea capturado a la fuerza, una amenaza que obliga a recordar el epílogo del sátrapa panameño Manuel Antonio Noriega, sacado del poder a través de una invasión relámpago. Eran otros tiempos, y no es muy sensato creer que Estados unidos, en plenas elecciones presidenciales, emprenda una campaña militar en territorio venezolano. Pero la advertencia quedó planteada y habrá que esperar para confirmar la solidez de la notificación de la Casa Blanca
En ese escenario, Maduro solo tiene tres meses para organizar su salida. Se especula con que el recientemente posesionado presidente de Panamá, José Raúl Mulino le ha ofrecido asilo político en su país a la cúpula madurista.
Para que una oferta en ese sentido tenga futuro, debe empezar por contar con la bendición de la justicia de los Estados Unidos que busca a Maduro y a sus cómplices para que respondan por delitos que les pueden significar cadena perpetua. ¿El presidente Biden se atreverá a conceder perdón a toda la cúpula del régimen venezolano, como hizo en el caso del testaferro Alex Saab? Una decisión de ese calibre tendrá repercusiones en las elecciones presidenciales que tendrán, precisamente, en el mes de noviembre,
También ha trascendido que los gobiernos socialistas de Colombia, Brasil y México están preparando una propuesta con la que pretenden el levantamiento de las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea le han impuesto a Venezuela. Petro y sus colegas están buscando que, a cambio de la liberación de los presos políticos, se le levanten todas las sanciones a Maduro, una jugada peligrosa que se constituye en un salvavidas para un dictador que ha incumplido todos los acuerdos a los que ha llegado con la oposición. No tendrá problemas en decir que sí a todo, y luego retomar su diabólica campaña de asesinatos y persecuciones contra los defensores de a libertad en su país.
A Petro no le interesa en absoluto que la democracia vuelva a Venezuela. Él es el principal aliado que tiene la dictadura en el continente americano, y su papel se concentrará en ayudar a que las cosas sigan igual. Hoy él ayuda a Maduro, y cuando llegue el momento, el venezolano le devolverá el favor.
La solución a la crisis la tienen los militares, a pesar de que el general Padrino es el más interesado en mantener a flote al régimen. Si sus subalternos continúan obedeciéndole, la dictadura estará a salvo, y los venezolanos se tendrán que resignar.
Publicado: agosto 13 de 2024