Pandilla gubernamental

Pandilla gubernamental

Desde que comenzó a gobernar, Petro se ha cuidado de fichar a personas de la más baja categoría moral. Abusando del poder que ostenta, resolvió convertir a sicarios digitales y a acosadores profesionales de las redes sociales en flamantes servidores del Estado. 

Muchos de los que integraron la “fuerza de choque” petrista, hoy ocupan magnificos puestos en la diplomacia, y en entidades del primer nivel estatal. 

No es tarea sencilla hacer un escalafón de quiénes son los funcionarios más rústicos y vulgares. ¿Gustavo Bolívar supera a alias Lalis? ¿Alias Don Izquierdo es más chabacano que Vergel o que alias Wally? 

Sería una necedad sentenciar que toda la izquierda colombiana está integrada por majaderos ineducados y carentes de los modales elementales para vivir en sociedad. 

Lo que sucede es que a Petro le excita tener a su lado a lo más sucio, ramplón y canalla del socialcomunismo criollo, porque al fin y al cabo el caos es el poder del lumpen. 

En la Rusia postrevolucionaria, funcionó una policía política llamada comisión extraordinaria panrusa, de cuyas siglas -VChK- surgió el nombre como era popularmente conocida: la checa

Sus integrantes eran hombres toscos, enfundados en gabanes de cuero negro, con manoplas de acero y porras de caucho. Irrumpían en las casas de sus víctimas en medio de la noche, rompiendo todo lo que encontraban a su paso, rematando con la captura del infeliz al que Lenin había señalado previamente. 

Eran agentes zafios, sin formación ninguna. Seguidores ciegos del líder. Ninguna diferencia con buena parte de los petristas que hacen parte del gobierno de Colombia. 

Petro defiende sus escogencias, sin oír ni atender los cuestionamientos que se elevan. Es más: criticar la designación de un funcionario, es el camino idóneo para que Petro se radicalice y sostenga delirantemente ese nombramiento. 

Desesperado alega que sus embajadores son personas del pueblo -su pueblo- que nunca tuvieron oportunidades. 

Ha engrandecido la nominación de un sujeto perfectamente ignorante e incapaz como Moisés Ninco, embajador en México, afirmando que “acostumbrados a que los cargos diplomáticos sean de los hijos de la oligarquía no aguantan que nos representen negros, indígenas, trabajadores ni jóvenes”. 

A dicha manifestación, por supuesto, le aplican refulgentes excepciones, como las del corrupto Armando Benedetti, o el oscuro Roy Barreras, por no profundizar en el maniobrero exministro Guillermo Reyes, alias Tacho, embajador en Suecia, o en el de la esposa del delincuente Alex Vernot, quien encabeza la representación de Colombia ante la Unesco, en Paris. 

El origen popular no riñe con que una persona pueda ocupar los cargos más altos de la República. Marco Fidel Suárez, hijo de madre soltera en la Colombia de finales del siglo XIX, poseedor de enorme pobreza material que eclipsó con una infinita fortuna intelectual, además de haberse sentado sobre la silla presidencial, fue uno de los grandes escritores colombianos del siglo pasado y padre de la política exterior que aplicó el país durante casi un siglo. 

El de Suárez es uno de los muchos casos de hombres de extracción popular que llegaron tan lejos como quisieron. 

Una cosa es el origen, y otra muy distinta es la vulgaridad. Esa misma que abunda en muchos de los servidores petristas, como es el caso de Daniel Rojas, un acosador de redes sociales ahora convertido en ministro de Educación. 

Se trata de un tipo peligroso, estrechamente vinculado con estructuras de extrema izquierda, calumniador incontrolable, insultador y maltratador. 

El contenido de sus publicaciones digitales es irrepetible. Resulta escalofriante leer los términos que utiliza para referirse a los miembros de la Policía Nacional, y, por supuesto, a quienes son opositores legítimos del gobierno socialcomunista del que él hace parte. 

La de Educación es una cartera eminentemente técnica que debe ser liderada por una persona conocedora de ese sector, y no por una persona como Rojas que evidentemente propenderá por la implantación de políticas de adoctrinamiento a los niños, una de las obsesiones de todos los regímenes extremistas como el de Petro. 

¡Que tiemblen las universidades y colegios privados! Con Rojas como ministro, vendrán acosos, persecuciones, constreñimientos y toda suerte de maltratos a los educadores que no se pongan al servicio de la agenda comunista del gobierno.  

@IrreverentesCol

Publicado: julio 11 de 2024