El cinismo de Vargas Lleras

El cinismo de Vargas Lleras

Buena parte de las arbitrariedades que se le ven a Petro fueron gestadas en el gobierno de Juan Manuel Santos.

La semilla de la falta de acción de la Fuerza Pública contra las estructuras armadas ilegales, fue sembrada durante los años en los que Santos estuvo al frente del Ejecutivo, cuando la dignidad y el honor de los soldados y policías, fue pisoteado por cuenta del pacto ilegítimo con la banda terrorista Farc. 

Hoy, muchos de los cómplices del santismo con fingido rictus de indignación se posicionan como “feroces” críticos de Petro, señalando los desmanes y los abusos de su régimen. 

Germán Vargas Lleras es una persona de la que se puede decir que tiene todas las características de los perros, con excepción de dos: la nobleza y la lealtad. 

Es un maniobrero de la peor calaña, en el que se reúnen todos los vicios de la política tradicional que tanto daño le ha hecho a la democracia colombiana.

En los años 90 del siglo pasado, cuando llegó al Senado, muchos lo veían, por su supuesta verticalidad frente a la guerrilla, como un hombre que estaba predestinado para ser presidente de la República. Estaba convencido que llegaría a la cima, pero emprendió el camino equivocado: se alió con los sectores más ruines y oscuros de las castas regionales colombianas, creando un partido -Cambio Radical- del que hace parte lo peor de la sociedad, con muy pocas excepciones. 

Vargas, a pesar de las merecidas palizas que ha recibido en las dos oportunidades en las que se ha presentado como candidato presidencial, sigue pensando en la Casa de Nariño, aun cuando es evidente que nunca lo logrará. Su temperamento efervescente, explosivo, incontinente, ha conducido a que sus otrora principales aliados marquen distancia, y hoy sean feroces críticos suyos, v.gr Germán Varón Cotrino. 

El Vargas Lleras de hoy es una envejecida bestia enjaulada, un energúmeno carcomido por las contradicciones, la melancolía, la soledad, el resentimiento y las dolencias. 

Hace unos meses, cuando Petro empezó a hablar de la constituyente, el exvicepresidente santista corrió a decir que él participaría en la misma. Fue el primero en legitimar esa monstruosa iniciativa que será el puente que llevará a la perpetuación de Petro en el poder. 

El presidente de Colombia fichó al cuestionado Juan Fernando Cristo, pensando en replicar todas las ilegalidades del gobierno Santos, empezando por el criminal Fast Track, mecanismo ilegítimo y violatorio de la constitución, con el que se recortan monstruosamente los procesos para la discusión y aprobación de las leyes y las reformas a la Constitución. 

En términos generales, la modificación de las constituciones, sin que sean normas pétreas, debe ser compleja, para evitar que la ley de leyes se convierta en una colcha de retazos. 

La constitución de 1991 fijó un procedimiento muy sencillo para ser reformada a través del Congreso, estableciendo ocho debates: cuatro en el Senado, y cuatro en la Cámara de Representantes. 

Desde su promulgación en julio de 1991, hasta la fecha, la Carta ha sido alterada en 44 oportunidades. Un promedio de 1.3 reformas por año.

Para entender un poco el asunto, la Constitución de los Estados Unidos, que tiene 234 años de existencia, solo ha sido enmendada en 27 ocasiones. La última reforma tuvo lugar hace 32 años.

La Constitución de España, aprobada en 1978 solo ha sido reformada tres veces: una en 1991, otra en 2011 y la última, que consistió en hacer un cambio semántico respecto de las personas discapacitadas, fue este año. Francia, cuya constitución fue escrita en 1958, ha tenido 23 cambios, y la de Alemania, que está en vigor desde 1949, 54.

A pesar la sencillez con que se puede cambiar la Constitución colombiana, el Fast Track hace que el procedimiento sea aún más cómodo. Y ese artilugio acelerado y tramposo fue patrocinado, aplaudido y, lo que es peor, apoyado irrestrictamente por el partido de Vargas Lleras, ese mismo que, con toda desfachatez, hoy sale a cuestionar y a calificarlo de ser algo tan o más peligroso que la constituyente, esa en la que él quiere participar. 

¿En la política criolla habrá alguien más caradura que Vargas? Cuando a él construía su segunda candidatura presidencial como vicepresidente de Santos, planificó y secundó el Fast Track con el que se aprobaron las normas que perfeccionaron la aplicación del acuerdo con las Farc, acuerdo que jamás puede olvidarse fue negado mayoritariamente por el pueblo colombiano. 

@IrreverentesCol

Publicado: julio 22 de 2024