La derechita colombiana es tonta hasta la hora de almuerzo y después todo el resto del día. Se ve desesperada, sin norte, dando palos de ciego, reaccionando ante cualquier impulso y buscando, cual perro callejero, cariño, comida y cobijo.
La orfandad de liderazgo es evidente. Hace unos meses, algunos empezaron a hablar del polémico Germán Vargas Lleras, pasando de largo frente a las maniobras sucias que se le vieron a ese sujeto durante el gobierno de Santos.
Con Uribe liquidado moral y políticamente por cuenta de sus líos judiciales, la derecha está en mora de definir una estrategia, para luego proceder con serenidad y con algo de inteligencia, sin hacer enaltecimientos apresurados como el que se está viendo en el caso del antiguo cabecilla de la banda terrorista primera línea, Alejandro Villanueva, un callejero de poca monta que hasta no hace mucho era un furibundo aplaudidor del régimen petrista.
Villanueva difundió el contenido de unas cadenas de Whatsapp que llevan semanas circulando en diferentes medios de comunicación, en los que se mencionan los actos de corrupción del oscuro hermano de Laura Sarabia.
Ha trascendido que Sarabia formuló una denuncia contra Villanueva y que éste, para hacerle frente al asunto, acudió a los servicios profesionales de Iván Cancino. ¿El penalista estará enterado de que su nuevo cliente, en su momento, también lo atacó en sus videos de propaganda a la primera línea?.
La de Sarabia y Villanueva es una pelea de alimañas en la que, al decir popular, no habrá bala perdida.
Resulta cuando menos impactante, el “engrandecimiento” que algunos irreflexivos uribistas hacen de Villanueva. Deberían observar un mínimo de dignidad y de pundonor. ¿Olvidan que esa piltrafa ha utilizado los peores términos para referirse al expresidente Uribe Vélez? ¿No están enterados de las sucias campañas de desprestigio y de difamaciones en contra del uribismo en las que ese miserable ha participado?
Lo de Villanueva, que es tan poca cosa que hasta fue echado del portal Cambio por su falta de rigor y su pésima ortografía, se parece mucho al caso del mercenario Carlos Alonso Lucio, otro “ídolo” al que la derechita colombiana aplaude desesperadamente, sin importarle mucho que ese sujeto es la personificación del crimen y de la corrupción.
Abundan las razones para cuestionar a Petro. Sobran las evidencias de la corrupción del gobierno. Brotan como maleza las informaciones que dan cuenta de los abusos del régimen. Sinceramente, sobra que la oposición se apoye en un buscavidas como el pelafustán Villanueva quien, por cierto, tiene algunos asuntos por responder ante las autoridades migratorias de los Estados Unidos. Pero esa es otra historia.
Publicado: junio 27 de 2024