Todo el mundo sabe menos la comisión de acusaciones de la cámara de representantes y su líder del momento el tristemente célebre Heyne Mogollón (costeño tenía que ser) que si entraron dineros del narcotráfico a la campaña de Ernesto Samper Pizano.
Todo el mundo sabe y los entes de investigación encargados de verificarlos también, que a la campaña de Juan Manuel Santos (JMS) entraron dineros prohibidos de la firma internacional Odebrech.
Todo el mundo lo sabe y la fiscalía también que a la campaña de Gustavo Petro entraron “dineros calientes”, que no solo entraron sino que rebasaron los topes admitidos para hacer campaña política.
A todos, a las personas que conforman los entes de investigación, a los jueces pertinentes de cada uno de los mencionados casos, a la tal comisión de acusaciones, a la fiscalía, a los congresistas que han hecho parte de esta tramoya, la tierra ha de recibirlos con asco, y su generación será maldita. Tantos pecados absueltos por humanos corruptos tendrán seguramente castigo divino.
Pero todos callan ante la más terrible de las corrupciones, la que tiene que ver con lo electoral. Porque las elecciones transparentes es el único patrimonio real que tienen los ciudadanos y que en Colombia se pervierte apenas se inicia el juego de la democracia.
Las elecciones libres se deben preservar con sumo cuidado, es la “niña de los ojos” de una civilización que se respete. La respuesta hoy más que nunca por lo cruenta (porque hasta la violencia tiene reglas de juego) y que datan de muchísimos años atrás cuando se definía la república, es la violencia, pero con letra mayúscula. Llévanos escritas no sé cuántas constituciones, cada vez que había conflictos se escribía una nueva, porque el idioma español tiene esa desventaja, que se cree que al escribir y plasmar unos objetivo en un papel, se van a realizar por arte de magia de las palabras.
No sé con veracidad, lo saben mejor con certeza los historiadores, si Bolívar ha debido fusilar a Santander o Santander a Bolívar. No sé, lo que si se es que la corrupción en política no debe quedar impune. Y en nuestra nación la impunidad ha sido el caldo de cultivo de la violencia, porque no se castiga al que delinque. Solo en este artículo tenemos tres presidentes presuntamente delincuentes. ¡Presidentes, vaya caballero!
Y para cerrar con broche de oro nuestro fatal destino, el presidente JMS permite el crecimiento de la cocaína y esta no solo se coinvierte en la industria más promisoria del país, sino en la más grande universidad de la delincuencia. Cada día sale un alumno más avezado que el otro; la lista es larga.
Se pueden pasar 500 años en conversaciones que si no se aplica como debe ser la justicia, jamás habrá paz. Y para finalizar, estoy por creer con mucho pesar por supuesto, lo que dijo alguna vez en un discurso el presidente Laureano Gómez: Colombia debe ser declarada zona de reserva forestal donde no vivan humanos sino anímales silvestres.
Publicado: mayo 23 de 2024