Listo el golpe

Listo el golpe

A estas alturas, de nada sirve decir que se advirtió antes de las elecciones y que se dijo hasta la saciedad que permitir la victoria de Petro significaría el fin de la democracia en Colombia. Como bien enseña la sabiduría popular, una vez el ojo afuera no hay santa Lucía que valga.

El comunista de libro -Petro lo es-, es mentiroso por antonomasia. Proyecta en sus opositores sus propias perversiones, disfraza sus sucias intenciones con expresiones candorosas. Promueve el odio enarbolando discursos de amor y concordia. Propone la igualdad y, una vez entronizado en el poder, establece un régimen en el que los validos de la satrapía amasan fortunas inconmensurables mientras el pueblo es conducido a la peor de las miserias. Entre más hambre e infelicidad, mucho mejor. 

Ha asomado la cabeza uno de los sujetos más deleznables de Colombia: el exfiscal Eduardo Montealegre. Salió con la brutal teoría de que Petro puede convocar una constituyente por decreto. 

Desde la derechita colombiana surgieron algunas expresiones de rechazo. El inferior exviceministro Rafael Nieto salió a decir que, de prosperar la idea de Montealegre, la corte constitucional tumbaría el decreto. En estricto derecho, así debería suceder. Pero en Colombia hace muchos años feneció el estado de derecho. 

Cuando Santos se rindió ante los terroristas de las Farc, hizo aprobar un paquete de reformas constitucionales a través de una figura de ilegalidad oceánica: el tristemente célebre fast track

La corte le dio el visto bueno y permitió que se perfeccionara semejante zarpazo a la Carta. 

Ese mismo tribunal permitió que se pisoteara la ley al bajar el umbral establecido para legitimar el plebiscito. Así mismo, sentenció que en cualquier caso el SÍ debía imponerse frente al NO para que el acuerdo gozara de legitimidad. 

Santos estaba perfectamente confiado. El entonces fiscal Eduardo Montealegre lo animaba a seguir adelante. Con la aprobación del plebiscito no solo se les limpiaba el rostro a los genocidas comandados por Timochenko, sino que de una vez y para siempre Uribe -enemigo común de Santos y Montealegre- quedaría aplastado.

Contra todo pronóstico Santos y los suyos fueron derrotados. El desconcierto fue absoluto hasta que Noruega le regaló el Nobel de Paz a Santos y Montealegre, en asocio con los asesores de las Farc y del gobierno, diseñó la fórmula para perfeccionar el robo del resultado de aquella expresión ciudadana, mayoritariamente contraria al miserable acuerdo de La Habana. 

Chabacanamente optaron por redactar una proposición que fue presentada en una sesión plenaria de la Cámara de Representantes. Así de rápido y de ilegalmente se aprobó el acuerdo con las Farc. Y la corte constitucional fue un testigo silente de aquella fechoría. 

Que nadie se equivoque. Al petrismo no se le acaba de ocurrir la perpetuación en el poder. Ese asunto no es nuevo. Petro dice que no está pensando en la reelección y que no le interesa seguir en el gobierno. Lo mismo decían Chávez, Daniel Ortega, Correa, el cocalero Evo Morales y demás socialcomunistas tórridos.

El golpe de estado ya está listo. No hay nada que hacer. La democracia colombiana ha muerto. 

@IrreverentesCol

Publicado: mayo 30 de 2024