Los que nos ponemos delante, hombres y caballos nos enamoramos del toro bravo, porque con él tenemos un intercambio de amor en el cual, en el medio de pasiones y de sentimientos y de entrega se danza con la muerte. Y es que estar ahí en la cara del toro ya es una sensación indefinible.
Entender a un toro en medio de la lidia, es algo que se va metiendo dentro de ti, algo que te transporta a un sitio donde hay un trance en el que se pierde el tiempo y sientes la vida diferente, aquello te va mostrando cosas que en ninguna otra circunstancia en este mundo vas a sentir de esa manera, en cada movimiento, en cada envestida, en sus formas, sus reflejos, su manera de mirarte y sus instintos se va develando un misterio, que si no estas ahí seria indescifrable.
El temple en el toreo todo, de a pie o de acaballo, es un intercambio de amor verdadero e infinito, es una entrega absoluta, donde el toro te siente y va registrando todo lo que tu haces y tu sientes y a ti te va pasando lo mismo. El temple es un trance colmado de sensaciones y sentimientos que en el rejoneo viven en los adentros del toro, de tu caballo y tuyos.
Torear con temple es llegar al embroque con el toro, y que tu caballo y tú, entren en ese espacio rebosado de sentimientos, que no puede ser ni más, ni menos que lo mínimo que puede haber entre dos cuerpos, para que de ese enamoramiento emane el duende que llamamos arte y exprese eso: lo que siente el toro al embestir y lo que sienten el caballo y el jinete en esa reunión llena de pasiones y de belleza que hay cuando el caballo y tu convertidos en un solo ser, mandan sobre esa embestida, y entonces es cuando toda esa expresión y ese sentimiento se le mete por los ojos al corazón y a los registros de la mente de todos los están allí pagando para ver cómo te juegas la vida y la de tu caballo cuando entre los tres, el toro, el caballo y tú, enamorados de la vida, burlan la muerte que cabalga sobre la majestuosidad y la fuerza de quien es el rey de la naturaleza en los campos y en la fiesta brava.
Luis Guillermo Echeverri
Publicado: mayo 31 de 2024