En mi más reciente escrito para este blog aludí a una pieza teatral de Henri de Montherlant que trata sobre esos amores adolescentes que no osan confesar su nombre, «La ciudad cuyo príncipe es un niño», para señalar la desgracia que representa para nosotros el estar bajo la férula de un desquiciado mental.
A este penoso asunto le dedicó Isabel Cuervo hace poco un programa que conviene ver, en el que varios expertos revelan preocupantes conclusiones sobre el perfil psicológico de quien en mala hora nos desgobierna. Vid. https://www.youtube.com/watch?v=YzO0iv3YY2A.
Echo mano otra vez de Montherlant para titular este escrito valiéndome de su novela «El Caos y la Noche», sobre la que puede leerse un interesante comentario en Un libro al día: Henry de Montherlant: El caos y la noche (unlibroaldia.blogspot.com).
El título ilustra a cabalidad sobre lo que nos depara el inmediato porvenir bajo el desgobierno imperante.
¿Qué duda cabe de que nos arrastra hacia el caos?
El contenido de sus últimas peroratas es elocuente. Si el Congreso no aprueba sus proyectos, si los órganos de control insisten en investigar y denunciar las irregularidades en la financiación de su campaña presidencial, si avanzan las pesquisas sobre los malos manejos de sus colaboradores, amenaza con el estallido social que a comienzos de esta década puso en jaque al gobierno de Iván Duque.
Es inconcebible que sea el propio jefe del Estado quien incite a sus seguidores contra los demás poderes respecto de los cuáles debería observar la colaboración armónica que ordena la Constitución Política.
Su incitación a que el populacho rodee dizque pacíficamente a las autoridades que no comulgan con sus propósitos significa simple y llanamente azuzarlo para que por lo menos se perpetren asonadas en contra de ellas. Bien sabido se tiene en razón de la experiencia del tal estallido social que al lado de las marchas pacíficas se produjo la actuación de la tristemente célebre Primera Línea, a la que la Fiscalía le endilgó su carácter criminal, aunque ya se anuncia que quien ahora la encabeza pretende, bajo la acción gubernamental, restarle las imputaciones por terrorismo y concierto para delinquir. Y quien funge de comandante supremo de las fuerzas armadas les ordena de antemano a éstas no reprimir los «retozos democráticos» de las hordas que él mismo está convocando.
El primer deber de quien ostenta el cargo de mayor jerarquía dentro de la Rama Ejecutiva es mantener el orden público y restablecerlo cuando fuere turbado. Viola entonces su deber si él mismo promueve las perturbaciones, máxime si su cometido explícito es forzar un cambio constitucional en contra de lo que la normatividad vigente dispone.
Cada una de sus últimas intervenciones públicas acredita su indignidad en ejercicio del cargo que ostenta y, por consiguiente, configura causal suficiente para que en últimas el Senado lo destituya y suspenda en el ejercicio de sus derechos políticos. Afortunadamente, el senador Jota Pe Hernández ya ha radicado una denuncia ante la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes para que se proceda a encausarlo por los insultos y las amenazas que ha proferido contra los magistrados del Consejo Nacional Electoral.
Al caos resultante de sus demenciales iniciativas le seguirá necesariamente la noche. Ya se la está presagiando, tal como lo muestra el penoso estado de ánimo de las comunidades que cada día están temiendo lo peor. Hace algún tiempo recordé un comentario de Simón Leys sobre la Revolución Cultural que promovió en China Mao Zedong, uno de los ídolos de quien nos desgobierna. Según Leys, la situación se tornó tan oscura que los pesimistas no atinaban a vislumbrar el porvenir, mientras que los optimistas tornaban sus miradas hacia el pasado.
Ojalá que acá se cumpliera el viejo dicho según el cual tras la noche oscura siempre sale el sol. Pero ni los cubanos ni los venezolanos han podido, después de décadas de comunismo, contemplar, como dice un precioso canto argentino, que «por detrás de la loma el sol la puntita asoma como roja llamarada» (vid. Por el camino (Zamba del boyero). Zamba (todotango.com).
Hay que celebrar la iniciativa de Mauricio Cárdenas Santamaría en pro de una amplia y vigorosa coalición que bajo el rubro de «Unidos por Colombia» frene el golpe que ya está dando el comunista recalcitrante de marras (vid. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/comenzo-el-golpe-3342034).
Hoy, cuando se cumplen 107 años de la primera de las apariciones de la Virgen de Fátima, debemos orar para que la Divina Providencia salve a nuestra patria de los tenebrosos designios del energúmeno que nos desgobierna.
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: mayo 15 de 2024