Hoy una de cada 10 personas en América Latina y en el Caribe tiene más de 60 años, cifra preocupante para los gobiernos del continente. En 30 años esta proporción se aumentará en una de cada cuatro personas para un censo total de 180 millones de personas. Se calcula que en nuestro país una de cada tercera persona será mayor de 60 años. Muchos de ellos estarán trabajando, no tendrán el cuidado familiar, la edad de jubilación se habrá aumentado al igual que la participación laboral femenina. Estos individuos se les conoce como “nativos digitales” y están acostumbrados a aparatos que combinan la robótica con la inteligencia artificial. Vivirán independientes por un periodo mayor de tiempo, expectativas distintas y pedirán un portafolio de servicios que debemos implementar. Recuerde: el 50% en las economías industrializadas lo generan personas mayores de 60 años.
La demografía es el camino, es una frase célebre y según proyecciones de las Naciones Unidas en el 2037 habrá más de 9.000 millones de habitantes. ¡Qué barbaridad! En la próxima década, la investigación de la biología del envejecimiento podrá mostrar eventos sin precedentes en la calidad y duración de la vida humana. ¿Quiere vivir hasta los 125 años? El “lifespan” es el lema de moda: vivir con calidad. Se controlarán las causas del declive. Para el año 2020 el envejecimiento de la población hará que el 25% fuerza de trabajo sea mayor de 55 años.
El envejecimiento se entiende como una oportunidad: hay chance para el trabajo y las nuevas empresas. Esta es la economía plateada: cambios producidos por el envejecimiento de la población que tiene un sinnúmero de necesidades en un portafolio muy amplio. Tiene tres componentes: como consumidor, pero también como productor y motor de esas actividades que se hacen después de los 55 años. Considerado como temprano se acepta que la primera etapa va desde los 55 hasta los 65: esta laboralmente muy activo. La segunda hasta los 80 años cuando se desea convivir, compartir. La última después los 80 que suelo entender como la de los cuidados y dependencia.
No solamente hay oportunidades para emprender sino también para enfermar. El deterioro cognitivo hay que espantarlo -radicalmente- y para eso nuestros hábitos deben buscar siempre un clima de favorable resultado. Mencionar algunos ejemplos: vida sedentaria, consumo de alcohol, hipertensión arterial y sobrepeso son manifestaciones toxicas.
Pero también hay un escenario desconocido y esperanzador: nuevas demandas de conocimiento en las personas mayores. Hay que tomar los nuevos retos, desafiarlos
y “aprender a aprender” pues nunca llegaran tarde los conocimientos adquiridos y como estos impactaran la calidad de vida. Admiro a quienes llegan a la edad de jubilación y más que hacer una pausa. recargan energía con propósitos renovados.
La sensación de soledad y de aislamiento social hay que combatirlas y con toda la energía juvenil que queda. Hay que crear un proyecto para después de los 60 años y traerlo a la vida diaria activándolo. Es la clave en longevidad y calidad. El colectivo hay impactarlo y especialmente jugar el rol del protagonista: cuanta personas mayores de 75 años están en el sector público. No olvide nunca “la tribu de los viejos”, los grandes orientadores y ejecutoras de las políticas públicas. Enseñarle lo que significa la edad de plata y el impacto que podemos tener en el medio. Estas personas están por fuera del interés individual y solo quieren proyectarse y dejar una huella. Hay que aprovecharlas.
Diptongo: ética y política: matrimonio indisoluble.
Publicado: mayo 17 de 2024