Abundan las similitudes entre Vladimiro Montesinos y Carlos Ramón González, conocido como el hombre de los mandados del presidente de Colombia Gustavo Petro.
Siniestro, oscuro, pero tremendamente poderoso. Así era Montesinos y, al parecer, así es González quien, como el otrora asesor peruano, tiene acceso a información de inteligencia de Colombia y, a través de un proyecto de ley que está cocinándose, pretende que esta, la inteligencia de todo el país, quede bajo su control.
Montesinos era el encargado de mantener a Fujimori en el poder. Puso en marcha una estrategia que combinaba el abuso de los servicios de inteligencia para recabar información de los congresistas opositores a quienes luego chantajeaba, con el pago de millonarios sobornos a los legisladores. Durante muchos años la operación de Montesinos fue tremendamente eficaz.
Por miedo o por dinero, la clase política peruana le marchó disciplinadamente al régimen fujimorista.
El tinglado se desplomó cuando salieron a la luz pública los tristemente célebres vladivideos.
El asesor acostumbraba a grabar clandestinamente a los funcionarios que solícitamente recibían los fajos de dinero que él les entregaba. Juan Carlos Montes, aquel fugitivo que Petro protege en Suiza, y “realizador” del nauseabundo petrovideo tenía la misma manía.
Ha trascendido que el delincuente Olmedo López, saqueador de la Unidad de Gestión de Riesgos, está dispuesto a salvar su pellejo delatando y entregando las pruebas de la monumental operación de corrupción estructurada por el gobierno de Petro para, a través del pago de jugosos sobornos, lograr la aprobación de los proyectos del Ejecutivo en el Congreso de la República.
López está siguiendo los pasos de su subalterno Sneyder Pinilla quien fue el primero en alzar la mano y anunciar su plena disposición de colaboración con la administración de justicia.
Tremendo problema el que se le ha generado a la entrante fiscal general de la nación quien, evidentemente, no tiene muchas ganas de avanzar en esa investigación que indefectiblemente desembocará en el encarcelamiento de altos funcionarios del gobierno que la llevó al cargo que hoy ocupa, y en la compulsa de copias contra un importante número de congresistas, muchos de ellos afines ideológicamente a ella.
Pero a la fiscal Camargo hay que concederle el beneficio de la duda. Y por sus actuaciones deberá ser evaluada. ¿Qué hará respecto de la denuncia hecha por este portal respecto de los vínculos de la saliente consejera presidencial para las regiones Sandra Ortiz, con una captadora ilegal cuyo propietario, hoy privado de la libertad, ha dicho que le entregó una importante suma de dinero para financiar su campaña al senado, y para ayudar en la campaña de Gustavo Petro?
Pero el asunto se complica política y judicialmente por cuenta de lo que Olmedo López quiere poner en conocimiento de la opinión pública y de la fiscalía: Carlos Ramón González fue, según López, quien desde la Casa de Nariño dio la orden de sacar dinero de la Unidad de Gestión de Riesgo para comprar a los votos de los congresistas para lograr la aprobación de la polémica reforma a la salud que promovía el gobierno de Petro.
De acuerdo con las primeras informaciones, en esa operación criminal también participaron los ministros de Interior, de Salud y de Minas y, por supuesto, la cuestionada exconsejera Sandra Ortiz.
Tanto Sneyder Pinilla como Olmedo López han puesto dos condiciones elementales para avanzar en la colaboración con la justicia y el esclarecimiento de los hechos: que se les garantice la vida a ellos y a sus familiares, y que la fiscalía les conceda un principio de oportunidad, es decir que les otorgue beneficios judiciales a cambio de la información y las pruebas que están dispuestos a entregar.
Lo cierto es que, como sucedió con Vladimiro Montesinos en el Perú hace 30 años, en Colombia Petro instruyó a su asesor Carlos Ramón González para que corrompiera o chantajeara -usando los servicios de inteligencia- a quienes fuere menester para impulsar la aprobación de sus proyectos de ley.
Ahora, lo más importante, es garantizar la vida de los delatores Pinilla y López, porque de Petro para abajo hay interés infinito de evitar que ellos continúen hablando. En manos de Dios y de la fiscal Camargo está la vida de esas dos personas.
Publicado: mayo 7 de 2024