Dominado por la cólera y fuera de sí, el Capitán Planeta le ha exigido a la fiscalía que actúe contra quien se atrevió a comparar en X a la mafiosa Griselda con su consorte. Ya en otro arrebato le había ordenado que procediera contra una mujer que en un parque de Florida arrojó denuestos en contra suya frente a su esposa y su hija, que andaban de paseo por esos lugares de entretenimiento capitalista e imperialista.
Acerca del segundo evento, el fiscal respondió con sobra de razones y de modo contundente que él carece de jurisdicción extraterritorial y no puede ocuparse de hechos ocurridos en un estado norteamericano.
No he visto su reacción ante la primera de las exigencias que vengo mencionando, pero probablemente le reitere al iracundo inquilino de la Casa de Nariño que él no es su jefe y mal puede darle órdenes a través de la red X. Quizás le haga ver, además, su supina ignorancia en asuntos penales, pues la injuria y la calumnia no son delitos perseguibles de oficio por la fiscalía, dado que sólo lo son mediante querella que interponga la parte afectada, que lo es, a no dudarlo, la cónyuge presidencial. Compararla con la atroz Griselda es, más que injurioso, evidentemente calumnioso.
No sobra comentar que el ministro de Justicia ha propuesto eliminar del Código Penal, entre otros, ese par de delitos, con el propósito de descongestionar una administración de justicia que ya no da abasto con la delincuencia rampante que nos tiene asolados.
Pero mientras a eso se llega, el que nos desgobierna ha encontrado en esos tipos penales un arma que cree eficaz para combatir a quienes lo critican.
Dado que el expresidente Pastrana, haciendo uso legítimo de su sagrado derecho a la libertad de expresión, ha dicho que su campaña y su presidencia no han sido otra cosa que la fusión del Gobierno con el narcotráfico bajo el velo de una farsa denominada paz total, hubo de querellarlo ante la fiscalía, que en esta semana procedió a citar a ambas partes a una diligencia de conciliación avocada al fracaso (vid: Por decir que la presidencia de Petro ha sido “la fusión del Gobierno con el narcotráfico”, Andrés Pastrana se presenta a conciliación – Infobae).
Pastrana se sostuvo en lo dicho y anunció que probará haber estado en lo cierto; su feroz contraparte le exigió retractación y avaluó en $ 130.000.000 el desmedro de su honra. Algún chistoso se ha atrevido a observar que la tasó por el catastro, no el hipertrofiado de ahora, sino el muy módico de antaño. Algotro ha recordado la teoría del delito imposible, que se da cuando se intenta la muerte de quien ya ha fallecido o se trata de lesionar la honra de quien carece de ella.
Pastrana coincide de hecho con el fiscal Barbosa, que ha acusado al que nos desgobierna de buscar el beneficio de narcotraficantes pedidos en extradición y de proponer que se legalizara la cadena productiva del narcotráfico (vid. Fiscal Francisco Barbosa le responde a Petro por llamarlo sedicioso: “Es una amenaza directa del presidente no solo contra el fiscal, sino contra la Fiscalía y la justicia” (semana.com).
Según esto, la querella contra Pastrana debería involucrar también al fiscal Barbosa.
Los indicios de lenidad en el trato gubernamental a los narcotraficantes son abrumadores y de ellos tendrá que ocuparse el ente investigador y acusador para extraer las conclusiones pertinentes, que podrían orientarse en uno de tres sentidos, a saber:
-Que no se configura injuria ni calumnia, tal como lo acaba de disponer la Corte Suprema de Justicia al negarse a procesar al senador Cepeda porque dijo que durante el gobierno de Pastrana creció el paramilitarismo.
-Que no hay lugar a acusar al expresidente, por haber probado éste la realidad de lo que dijo.
-Que, por el contrario, cabe acusarlo ante la justicia penal, por ser su dicho injurioso o calumnioso.
Cualquiera fuere el resultado del proceder de la fiscalía, ello dará lugar a que la opinión pública se mantenga en vilo, pendiente de las pruebas y las alegaciones que se produjeren, de todo lo cual resultaría afectado el ya muy decrecido prestigio del actual desgobierno.
A lo largo del proceso habrá qué ocuparse de definir si efectivamente el Pacto de la Picota fue determinante de la adopción de la muy discutible y oscura política de «Paz Total», que ha dado lugar a que se desatienda la lucha contra la delincuencia de todos los pelambres. Igualmente, será necesario considerar que la cadena productiva del narcotráfico se inicia con los cultivos de coca y marihuana, así como con el abastecimiento de los precursores para la elaboración del clorhidrato de cocaína, y si de hecho la tolerancia con dichos cultivos, la derogación del decreto sobre posesión y consumo de drogas psicoactivas, la falta de acción efectiva contra el microtráfico y otras falencias de la política gubernamental sobre dicho tópico configuran indicios fehacientes acerca de la fusión del gobierno con el narcotráfico.
Cuando se afirma en el ámbito internacional que la guerra contra las drogas ha fracasado y que tanto la marihuana como la cocaína son menos perjudiciales que el carbón y el petróleo, y que su tráfico debería despenalizarse, surge como corolario que hay algo muy cercano a la fusión denunciada por el expresidente Pastrana.
¿Qué le sucedería a este desgobierno si la fiscalía, el juzgado del conocimiento, el tribunal superior llamado a decidir una eventual apelación o la CSJ al decidir una posible casación llegaren a la conclusión que el expresidente Pastrana estuvo en lo cierto cuando lanzó sus acusaciones?
El presidente Ospina Pérez aconsejaba que no se tomaran decisiones con rabia, pero ésta domina a nuestro Profeta Apocalíptico y lo lleva a incurrir en lamentables equivocaciones. Vive en estado de ira, que no es una buena consejera.
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: febrero 8 de 2024