Pedro Suárez Vacca era un funcionario judicial al que nadie conocía hasta que, a comienzos de 2003, cuando se desempeñaba como juez segundo de ejecución de penas de Tunja, ordenó la libertad condicional de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela quienes estaban recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita.
En su momento, Suárez Vacca sustentó su decisión asegurando que los narcotraficantes más peligrosos del planeta “tenían una conducta ejemplar, habían estudiado y trabajado, autorizados siempre por el Inpec, lo que les permitió tener redención de la pena…”.
El entonces ministro de Interior y Justicia Fernando Londoño Hoyos (gobierno de Uribe) indicó que el juez había prevaricado y aseguró que, además, en el pasado había ejercido como abogado de los Rodríguez, aseveración que no fue sustentada y que le valió una sanción disciplinaria al funcionario uribista.
Es posible que Suárez Vacca no haya sido un subalterno de los jefes del cartel de Cali, pero de lo que no hay duda es de su inmundicia moral. Jamás se sabrá si recibió un soborno por favorecer a los Rodríguez, incógnita que, después de 21 años, retoma vigencia luego de que se conociera una carta de su puño y letra pactando con un narcotraficante y secuestrador la concesión del privilegio de detención domiciliaria.
La corte suprema de justicia tiene en su poder las pruebas que confirman que Suárez Vacca recibió dineros de ese mafioso, llamado Lelio Nevardo Ávila. Según el principal testigo del caso, un antiguo colaborador de Suárez, el narco le pagó un jugoso soborno al juez para lograr el privilegio de la casa por cárcel.
El tiempo ha pasado. Suárez salió de la judicatura y entró a la política. Se convirtió en un activo militante del petrismo. La denominada ‘Colombia Humana’ lo incluyó en su lista a la Cámara de Representantes por Boyacá. Desde el 20 de julio de 2022, Suárez ocupa una curul, razón por la que la investigación sobre esos hechos le ha correspondido a la sala de instrucción de la corte suprema.
Habrá que ver con qué velocidad se adelantará la investigación. Los hechos ocurrieron hace bastantes años, razón por la que hay que estar atentos a que el caso no prescriba. Suárez Vacca, hay que decirlo en voz alta, es un hampón que merece estar en una celda y no en un escaño del Capitolio Nacional.
Publicado: enero 17 de 2024