Bellaco es el término apropiado para referirse, de acuerdo con la Real Academia Española, a una persona ruin. Y el adjetivo parece hecho a la medida del presidente de Colombia Gustavo Petro, cuestionado por sus adicciones, desmanes y actuaciones innobles tanto de él como de su familia.
La opinión pública, y más recientemente los organismos de control han criticado fuertemente que su esposa, cual mujer de mafioso, se esté valiendo de su condición para feriarse el erario, viajando a todos los rincones del planeta en compañía de amigos, asesores, masajistas y demás. La indignación frente a la conducta de la “señora” Alcocer es perfectamente legítima. Los colombianos no tienen porqué sufragar los paseos de la esposa de Petro. Ella es libre de ir a todas las capitales del mundo a menear vulgarmente sus caderas, pero que lo haga de su propio peculio y no a costa de los contribuyentes.
En vez de acatar con humildad y talante republicano el pronunciamiento de la Procuraduría en el sentido de que la esposa del primer mandatario no es funcionaria publica ni merecedora de viáticos oficiales, Petro, cual pandillero de esquina, salió como un maniático a poner en la picota pública a la señora esposa del expresidente Iván Duque.
Si algo debe ponderársele a doña Juliana es su prudencia, su decencia, su sensibilidad y su sensatez. Ella jamás se comportó de manera distinta de lo que es: una señora en toda la extensión de la palabra.
Durante el cuatrienio anterior no se conocieron videos de la esposa del presidente masajeándose en una playa mientras pedía que le consiguieran alucinógenos, ni paseando con amigos. Y tampoco, por supuesto, se le vio bailando en eventos públicos como una cabaretera.
Los Petro, que se presentan como “la familia presidencial”, actúan como nuevos ricos. Su permanencia en el gobierno no ha servido para mimetizar su ordinariez
Bien hizo el doctor Duque al salirle al paso a la bajeza de su sucesor. Un hombre con sentido del honor tiene siempre que defender, así sea con su propia vida, la dignidad de quien es la madre de sus hijos. “Utilizar la imagen de mi esposa en una cuenta de redes sociales por parte de la cabeza del Gobierno, es una amenaza directa que evidencia la vileza de quien quiere montar un régimen de represión”, escribió el expresidente de la República.
El proceder de quien ejerce el poder en Colombia es propio de los cerdos. Un tipo despreciable que no tiene limitación ninguna, y que hizo evidente su sucia calaña al pretender desviar la atención de los válidos señalamientos contra su esposa, pretendiendo enlodar la dignidad de una mujer impecable como en efecto es la señora Juliana Ruiz.
Publicado: febrero 1 de 2024