Para los colombianos, tanto la malicia indígena o la viveza son una virtud. Por cuenta de eso la trampa, la maldad y la corrupción crecieron como espuma en la sociedad. Afortunadamente cada día somos más los conscientes que pensamos que esos antiguos atributos no son más que mala leche.
La «mala leche» es, según Wikipedia, una expresión que se aplica a una «mala persona» en su modo de actuar como también se usa para expresar que algún sujeto ha realizado alguna acción o dicho con mala intención o con un fin malevolente u ofensivo hacia otra persona.
Cuando hacemos un breve recorrido por nuestra historia nos damos cuenta la incidencia tan grande que han tenido estos “mala leche” en nuestro destino, sobre todo cuando vemos que se aprovechan de una gran cantidad de colombianos buena papa o incautos que se dejan manipular sin darse cuenta de las malas intenciones del personaje.
Si cada uno de ustedes pensara en aquel personaje que aprovechó una oportunidad cualquiera, un error o una desinformación para montar una película lo suficientemente fuerte para lograr un cometido mayor y que nada tiene que ver con el tema original.
Refresquemos la memoria como terminó la vida de Simón Bolívar, en Santa Marta, traicionado y odiado por el pueblo después de haber sido el líder y el libertador de cinco países. Desde la conspiración septembrina se veía venir la traición a la que fue sujeto. Le inventaron hasta que se quería convertir en rey.
Otro caso muy conocido por estas latitudes y mucho más actual es el ejemplo de Alvaro Uribe. No existe un presidente a quien le debamos más. Acordémonos del país que teníamos en el 2002. Estábamos secuestrados por la guerrilla. Muchísimos alcaldes de municipios tenían que gobernar desde Bogotá. Había tomas guerrilleras en las goteras de la ciudad. Viajar por carretera era un suicidio. Su programa de mano fuerte y corazón grande dio frutos. Recuperamos al país. Hoy los jóvenes ven al presidente Uribe como un violento, el de los falsos positivos, el de los 6.402 muertos de los que nadie tiene un nombre. Pero así por incautos les lograron cambiar la película.
Petro llegó a la presidencia por cuenta de mucha ayuda de malas leches que inventaron historias de la nada, de grupos violentos que en el 2019 se tomaron las carreteras hablando de estallido social, que se comieron un cuento que todo podía ser gratis. Hoy estamos pagando con creces lo incautos que fuimos los colombianos. Tenemos un gobierno absolutamente descuadernado que quiere llevarnos a un socialismo retrógrado, que quiere hacer unas reformas que solo destruyen lo que con tanto esfuerzo hemos logrado.
Ayer cuando oía el magistral discurso de Javier Milei en Davos, en la meca del nuevo orden mundial, pensaba cuando nos dejamos meter tanto cuento del colectivismo, del socialismo, del progresismo cuando siempre hemos sabido cuál es el camino, el del esfuerzo, el del emprendimiento, el de la iniciativa privada. Argentina ha perdido más de 80 años, Colombia va por por el mismo camino si no nos despertamos.
Tiene toda la razón Milei cuando dice que los empresarios son unos héroes, son los que generan empleo y desarrollo a costa del esfuerzo que muchas veces hace el Estado para boicotearlos y chuparles todos los beneficios para que la casta política pueda sobrevivir. No nos dejemos seguir metiendo los dedos en la boca por unos mala leche que se aprovechan de lo incautos que muchas veces somos.
Publicado: enero 22 de 2024