El de los pasaportes es uno de los contratos más grandes e importantes del ministerio de Relaciones Exteriores. Desde hace quince años ese proceso lo adelanta la poderosa empresa Thomas Greg & Sons, de los hermanos Bautista.
Además del monto del contrato: cerca de $200 mil millones de pesos, está el componente estratégico pues, según se ha indicado, no hay muchas compañías con la experiencia y capacidad de cumplir con el objetivo de elaborar los pasaportes de los colombianos, documentos que requieren de unos estándares de seguridad específicos.
Petro y su círculo inmediato, empezando por el cuestionado canciller Leyva, han hecho hasta lo imposible -violando las leyes- para evitar que el contrato le sea adjudicado a la empresa de los Bautista, alegando que en la reciente licitación sólo participaron ellos.
El gobierno no está luchando porque el proceso de los pasaportes sea transparente. Todo lo contrario. Desde que comenzó la administración Petro, este portal ha denunciado que el hijo del canciller, el señor Jorge Leyva Valenzuela ha metido sus sucias manos en el día a día del ministerio de Relaciones Exteriores.
Empezó promoviendo nombramientos de amigos suyos, para continuar con la contratación de personas cercanas a él, particularmente en el equipo jurídico que ha enfrentado las demandas de Nicaragua ante la corte internacional de justicia de La Haya, como fue el caso de Carolina Olarte, para terminar intrigando en la mega adjudicación del negocio de los pasaportes.
En los pasillos del Palacio de San Carlos -sede del ministerio de Relaciones Exteriores- se refieren al hijo de Leyva como el Hunter Biden colombiano. Es un apodo bastante fuerte, pero que define muy bien la situación, pues el señor Leyva Valenzuela, al igual que el vástago del presidente de los Estados unidos, tiene una marcada inclinación por la estructuración de negocios en los que se mueven multimillonarios recursos públicos.
La salida de la peligrosa Martha Lucía Zamora de la agencia de defensa jurídica del Estado no va a ser pacífica ni discreta. Esa señora, que se mueve con destreza en los peores lodazales, no guardará silencio. Ya empezó a dar las primeras señales de un muy posible entramado de corrupción, advirtiendo que el hijo de Leyva organizó una reunión en París para impulsar el famoso negocio de los pasaportes.
Que nadie se llame a engaños. La Zamora no está teniendo un gesto de honradez ni de transparencia. Ella está hablando porque el gobierno le pidió la renuncia. Si estuviéramos frente a una persona decente -que no lo es-, habría hecho pública la información que involucra a Leyva Valenzuela tan pronto la conoció. No lo hizo. Guardó los datos con el fin de usarlos cuando fueran útiles para sus propósitos.
Petro, que no es un portento de honradez, ha dado a entender que en el proceso de Thomas Greg & Sonshay trazas de corrupción. Que se investigue hasta el fondo. Tanto los intereses que haya podido tener Zamora, como los de Jorge Leyva, porque en ese negocio escasea la transparencia y abundan protagonistas turbios y maniobreros.
Publicado: diciembre 5 de 2023