Desde siempre, Álvaro Leyva ha sido un tipo cínico, desafiante y hasta alevoso. Se ha burlado de la justicia -se fugó cuando era requerido para que respondiera por sus negocios con el narcotráfico-, de los colombianos y hasta de la guerrilla terrorista de las Farc: Raúl Reyes lo catalogaba como vendedor de humo y enredador profesional.
Ahora, cuando son evidentes sus dificultades mentales como consecuencia de la senectud, se hace el imbécil cuando se le pregunta por las andanzas de su peligroso hijo Jorge Leyva Valenzuela, señalado por estar metiendo sus manos en el multimillonario contrato para la elaboración de los pasaportes colombianos.
La salida de la cuestionada Martha Lucía Zamora de la agencia de defensa jurídica no será pacifica. Esa funcionaria hará delaciones y lanzará misiles a diestra y siniestra.
Horas después de que la Casa de Nariño pidiera su renuncia, enfiló sus ataques contra el canciller Leyva, específicamente contra el hijo del funcionario señalando su intromisión en la licitación de los pasaportes.
El ministro Leyva, descontrolado, salió a enrostrarle a la Zamora las gestiones que ha hecho a su favor. En medio de su rabiosa reacción indicó haberle ofrecido su mediación para efectos de lograr que ella -Zamora- y su hija recuperaran la visa americana.
Gravísimo que un ministro de Relaciones Exteriores proponga hacer ese tipo de gestiones, pues la aprobación y expedición de visas son asuntos autónomos de cada país, y mal haría un canciller entrometiéndose en ese tipo de decisiones.
Pero, además, Leyva no tiene autoridad moral alguna para hacer recomendaciones ante el Departamento de Estado.
Durante casi tres décadas, Leyva Durán tuvo prohibido el ingreso a los Estados Unidos. Sus relaciones con el Cartel de Cali y con la banda terrorista de las Farc fueron motivo suficiente para que ese país se abstuviera de permitir la entrada a su territorio.
Cuando Petro anunció la designación de Leyva como canciller, en aras de llevar la fiesta en paz y de no lesionar las estratégicas relaciones bilaterales, el gobierno estadounidense expidió una visa temporal, documento que perderá sus efectos el día en que ese individuo sea retirado del cargo que ostenta.
La embajada de los Estados Unidos en Bogotá tiene que tomar cartas en el asunto y aclarar si Leyva ha hecho gestiones para favorecer funcionarios colombianos corruptos a los que la visa les fue cancelada.
Publicado: diciembre 6 de 2023